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El legado de Paul B. Baltes a la psicología: el paradigma life span aplicado al desarrollo y al envejecimiento

Sábado, 02 de Febrero de 2008
Envejecimiento y vejez

Publicado originalmente en: Revista Latinoamericana de Psicología, 2007. Volúmen 39, número 2, pp. 413-417 (con autorización)


Anita Liberalesso Neri *
Universidad de Campinas, Brasil


En julio de 2004, en Berlín, un emocionado y agradecido Paul Baltes recibió el homenaje de tres generaciones de psicólogos europeos y norteamericanos, así como de representantes de las más distinguidas Academias de Ciencias de Europa. Fue una reunión organizada por la Sociedad Max Planck para celebrar su jubilación, la cual obtuvo de acuerdo con la legislación vigente en Alemania y las normas de la propia institución.

Aunque no significaba su retiro del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano, el cual presidiera durante los últimos 24 años, y mucho menos su retiro de la investigación y de los intercambios internacionales, fue este un momento que simbolizó un rito de paso, en el cual ciertamente desfilaron por su memoria innumerables recuerdos de una vida de intensa productividad, compañerismo y amistad.

Allí estaban  K. Warner Schaie, responsable del primer viaje de Paul y de su esposa Margret M. Baltes a los Estados Unidos, en 1963; y Alberto Bandura, psicólogo formado en la tradición conductual estadounidense, cuya teoría social-cognoscitiva del aprendizaje evolucionó hacia una teoría social-cognoscitiva del desarrollo teniendo en cuenta la vida en toda su extensión.  

En la conferencia de apertura, Bandura planteó sus preocupaciones relacionadas con el bienestar de las sociedades y con la paz mundial, a la luz de sus conceptos de moralidad y de autoeficacia colectiva, dando un tono humanista a las presentaciones que le siguieron.

Entre los contemporáneos de Baltes, John Nesselroade y Sherry Willis eran testimonio del desarrollo de líneas de investigación que contribuyeron al fortalecimiento de las bases del paradigma life span. De la segunda generación, compuesta por exalumnos e investigadores orientados por Baltes, estaban presentes Laura M. Carstensen y Maggie F. Lachman.  

De la tercera generación estaban los discípulos y después compañeros y colaboradores de Baltes en investigaciones realizadas en Alemania, tales como Ulman Linderberger, actual director del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano, en Berlín; y Ursula M. Staudinger, además de un grupo de científicos más jóvenes, entre ellos Alexandra M. Freund y Su-Chen Li. De su equipo directivo en el Instituto se destacaba la presencia de Jacqui Smith, psicóloga australiana radicada en Alemania desde hace más de 20 años y su colaboradora más cercana en varios proyectos teóricos y prácticos.

En los dos días de duración del homenaje, Paul Baltes no hizo ninguna conferencia, Pero el habitualmente altivo, decidido y brillante psicólogo, mostró la faceta del hombre que, entre la felicidad, el retraimiento y la nostalgia, contemplaba el conjunto de su obra, visto por los ojos de sus colegas, discípulos y colaboradores. Las experiencias académicas y afectivas propiciadas por la reunión evidenciaron de forma inequívoca que el emprendimiento científico está marcado por la continuidad entre generaciones, que la generatividad le confiere nobleza y que los temas y las circunstancias históricas y personales de los académicos allí reunidos se entrelazaban con las del período histórico en el cual vivieran, contribuyendo a moldear sus contribuciones a la ciencia.

Paul B. Baltes nació en Saarlouis, Alemania, en junio de 1939 y creció durante los años de privaciones y temores de la segunda guerra mundial, en una familia de pequeños comerciantes, de modestos ingresos. De los estudios secundarios realizados en su ciudad natal, pasó a la Universidad de Saarbrücken, donde cursó Psicología. Influenciado por Ernest Boesch, quien a su vez había estudiado con Jean Piaget y con André Rey, en el inicio de su carrera Paul Baltes fue un piagetiano a quien también interesaban las transformaciones culturales y la psicología cultural.

En 1963, una vez concluidos sus estudios de Maestría, se casó con Margret M. Baltes e inmediatamente los dos fueron a los Estados Unidos, invitados por K. Warner Scahie. Desde 1955, Schaie realizaba un estudio sobre el curso del desarrollo intelectual en la vida adulta, el Estudio Longitudinal de Seattle (the Seattle Longitudinal Study), con seguimiento hasta los años 1990. Con este estudio Schaie estableció una nueva metodología, de cohortes secuenciales, una ingeniosa alternativa al método longitudinal.

El año vivido en la Universidad de Nebraska permitió a la joven pareja aproximarse a la nueva metodología, al conductismo y a la psicología estadounidense del aprendizaje. A partir de esas influencias ya se delineaban las bases teóricas de la psicología del life span y del modelo de desarrollo exitoso, este último elaborado juntamente con Margret Baltes y denominado modelo de optimización selectiva con compensación.

De regreso a Alemania y con la orientación de Günther Reinert, Baltes se dedicó a hacer su doctorado, acerca del desarrollo intelectual infantil, desde la perspectiva piagetiana, incorporando el método de cohortes secuenciales. En 1967, luego de obtener su título de Doctor, volvió a los Estados Unidos, invitado nuevamente por Schaie, quien estaba entonces en la Universidad de West Virginia. Los cuatro años pasados en esa universidad fueron de intensa productividad en favor del paradigma life span.

En ese período se originan publicaciones de tipo metodológico, en colaboración con John Nesselroade. Otras igualmente importantes las escribió con Larry Goulet e Hayne Reese; en ellas establece los fundamentos del nuevo paradigma: multidimensionalidad, multidireccionalidad y multicausalidad del desarrollo, entendiendo el desarrollo como un proceso continuo de cambios orquestados por influencias genético-biológicas y socio-culturales, de naturaleza normativa y no-normativa. Según los autores, dicho proceso está marcado por ganancias y pérdidas concurrentes, así como por interacción entre el individuo y la cultura, al igual que entre los diversos niveles y tiempos de las influencias.

Simultáneamente, en colaboración con William Hoyer y Gisela Labouvie-Vief, Margret Baltes establecía las bases del modelo de selección, optimización y compensación, afianzado en la noción de que cualquier producto del desarrollo depende en buena parte de las oportunidades y de las restricciones propiciadas por el ambiente. Enseguida Sherry Willis y después Maggie Lachman se aproximaron al modelo y un poco más tarde lo hizo Laura M. Carstensen, cuya teoría de selectividad socio-emocional en la vejez, llegaría a tener presencia explícita en la Psicología del Envejecimiento, a partir de los años 1990.

En 1990, Paul y Margret Baltes publicaron una formulación más elaborada del modelo de selección, optimización y compensación aplicado a la vejez, cuya idea esencial es que el envejecimiento exitoso depende del esfuerzo selectivo aplicado a dominios en los cuales se mantiene potencial de desarrollo y que dicho esfuerzo puede resultar en optimización de la funcionalidad, compensando las pérdidas normativas y no-normativas ocasionadas por el envejecimiento. Hoy se le considera también como un meta-modelo útil para explicar el desarrollo exitoso, en términos de selección de metas, optimización de medios para alcanzar esas metas y búsqueda de compensaciones, cuando están ausentes los medios disponibles para lograr las metas.

La colaboración intelectual entre la pareja formada por Paul y Margret Baltes mantuvo su intensidad hasta la inesperada muerte de esta, ocurrida en enero de 1999.

Entre 1972 y 1979, Baltes trabajó en la Universidad del Estado de Pennsylvania donde fortaleció el intercambio con investigadores de otras áreas relacionadas con el desarrollo humano, favoreciendo acercamientos interdisciplinarios al paradigma life span. Se remontan a esa época trabajos en colaboración con Richard Lerner, quien tuvo una importante actuación en el establecimiento del campo teórico del paradigma life span y de su vinculación a sus precursores en la Filosofía [Tetens (1736-1807) y Carus (1789-1828)], y en la Psicología del Desarrollo [Charlotte Bühler (1893-1974) y Carl Gustav Jung (1875-1961) obra producida en lengua alemana], así como de su intercambio intelectual con el paradigma sociológico del curso de la vida, del cual es representativo el trabajo de la psicóloga estadounidense Bernice Neugarten (1916-2001), entre otros muchos. Otro producto importante de ese período, fue el desarrollo, junto con Sherry Wills, de un programa de investigación descriptiva y experimental sobre la inteligencia en la vida adulta y en la vejez, el cual tiene como premisa la noción de plasticidad de la inteligencia en esos períodos de la vida.

En 1980, Paul Baltes regresó a Alemania, invitado por la Sociedad Max Planck, donde fue investido con la función de Director del centro de estudios de psicología del desarrollo humano, en Berlín. Entre sus planes, al retornar a su tierra natal, estaba dirigir un estudio sobre la plasticidad de la inteligencia en la vida adulta, similar al desarrollado en la Universidad del Estado de Pennsylvania. Una vez terminado ese proyecto, se compromete en un nuevo desafío: la realización de un gran estudio interdisciplinario sobre la vejez avanzada, utilizando el método de cohortes sucesivas, cubriendo los dominios del funcionamiento biológico, psicológico y sociológico mediante referencia a variables sociológicas e históricas.

La caída del Muro de Berlín constituyó para Paul Baltes y para Ulrich Mayer, sociólogo y coautor del proyecto, la señal que precisaban para probar, de manera más completa y conclusiva, el paradigma life span y, adicionalmente producir datos de interés para la sociedad alemana. Las cohortes que eligieron para participar en el estudio estaban conformadas por testigos, sobrevivientes y agentes de los principales hechos que marcaron la historia de Alemania y del mundo en el siglo XX. Esto parecía representarles una oportunidad inescapable de estudiar las interacciones entre eventos normativos y no-normativos de naturaleza individual y cultural, en la determinación de las diversas trayectorias del envejecimiento. Se planeó entonces el Berlin Aging Study (BASE), con personas viejas desde 70 hasta 100 años de edad. El proyecto, al que se sumaron numerosos investigadores jóvenes y un equipo de científicos senior, quienes constituyeron un grupo de 50 investigadores liderados por Baltes y Mayer, movilizó una gran cantidad de recursos públicos y privados en Alemania. Desde 1991, el estudio BASE ha dado lugar a una impresionante abundancia de publicaciones científicas en Psicología, Sociología, Medicina Interna y Psiquiatría.      

Por su obra, Baltes fue honrado con numerosos premios. Por ejemplo, el Kleemeier de la Gerontological Society of America (1991), el Premio Alemán de Psicología (1994), el Premio Internacional de Psicología de la American Psychological Association (1995), el Premio Aristóteles de la Federación Europea de Psicología (1997), el Premio Novartis de la Asociación Internacional de Gerontología (1999) y el Premio Ipsen Foundation Longevity (2000). Fue distinguido con la Orden Germana pour le mérite de las Ciencias y las Artes (2000), y fue elegido como miembro extranjero de la Academnia Americana de Artes y Ciencias, así como de la Real Academia Sueca de Ciencias.
 
Recientemente se había involucrado en una nueva empresa: una Escuela Internacional Max Planck de Investigación "Life Course: Evolutionary and Ontogenetic Dynamics (LIFE)", caracterizada por la aplicación de un enfoque integrativo e interdisciplinario al estudio de la dinámica del desarrollo humano en diferentes contextos y escalas temporales. El proyecto beneficia a estudiantes de doctorado y postdoctorado y en él se integran el Max Planck Institute for Human Development, la Humboldt University y la Free University, los tres en Berlín. Además, hacen parte del mismo, la Universidad de Michigan en Ann Arbor y la Universidad de Virginia en Charlottesville, estas dos en los Estados Unidos. Baltes fue, además, uno de los creadores y el primer director de la Red Max Planck de Investigación sobre Envejecimiento (MaxNetAging).

Aunque proponente de un modelo de vejez exitosa y defensor de la idea de que la vejez está protegida por un potencial de desarrollo, del cual la sabiduría  es un ejemplo privilegiado, a Baltes no se le puede describir como un psicólogo romántico, de aquellos que creen que las posibilidades de desarrollo son infinitas y que asumen como verdad que el papel de la ciencia es aplazar la vejez y extender al máximo la longevidad humana. Al contrario, él creía en el carácter incompleto de la arquitectura del desarrollo humano, en el carácter normativo del envejecimiento y en la existencia de discontinuidad entre la vejez inicial y la vejez avanzada. En esta última, consideraba él,  llegan a ser cada vez más probables para el organismo los efectos de la desorganización, en un contexto en el cual las sociedades no están preparadas para hacer frente al desafío de compensar las pérdidas resultantes de ese proceso. A la vista de tales hechos, Baltes se preguntaba de manera incisiva, si el límite de los esfuerzos humanos por la prolongación de la vida no debería estar determinado por el menoscabo de la dignidad, impuesto por una fase final, así como por el morir en medio de la dependencia y de la pérdida de identidad.

Tal posición, en favor de la libertad, de la dignidad y de la autodeterminación del ser humano es una contribución del hombre y del científico maduro a la cultura. A la Psicología del Desarrollo y del Envejecimiento Baltes legó un modelo de preferencia por el trabajo científico hecho en equipo, cuyos componentes deben destacarse por la excelencia individual y el trabajo continuo. Permanecer vivo en la memoria de colegas y discípulos, así como de las futuras generaciones de psicólogos, representa el triunfo de su genialidad y de su valor personal. A quienes lamentamos su desaparición nos queda una pregunta que nos remite al dilema enfrentado por Ulises y Aquiles, descrito en La Ilíada: si con su espíritu libre y valeroso hubiese tenido Baltes el privilegio de escoger ¿habría optado por una vejez larga, sin dificultades y dedicada a los pasatiempos, como la de Ulises, condenada al olvido? o ¿habría escogido una vida relativamente breve, en la que la muerte le sobreviniera en un momento de intenso compromiso y lucha por algo en lo cual creyese, como la de Aquiles, con lo cual logró permanecer para siempre en la memoria de la posteridad?

Paul B. Baltes falleció en Berlín el 7 de noviembre de 2006. El 12 de enero de 2007 el Instituto Max Planck realizó un acto académico en su honor, enalteciendo su obra. En la página inicial del sitio del Instituto en Internet, sus directores prometían honrar su memoria para siempre.

*  Psicóloga. Profesora titular de la Universidad de Campinas UNICAMP, donde investiga y enseña en Psicología del envejecimiento, a partir del paradigma life span Entre 1994 y 1998 fue investigadora y académica visitante en el Instituto Max Planck para el estudio del Desarrollo Humano, en Berlín (Alemania). Introdujo el paradigma life span en Brasil en 1995.