CEPAL
Servicio de Informaciones
La Comisión presentó un informe con diagnósticos y retos sobre el tema en el Comité Especial de Población y Desarrollo del Trigésimo segundo período de sesiones de la CEPAL.
(Santo Domingo, República Dominicana, 12 de junio, 2008) El creciente envejecimiento de la población y la persistencia de grandes brechas de inequidad en la distribución de los ingresos caracterizan el panorama socioeconómico y demográfico de la región.
Ante esta situación, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) sugiere, en el documento Transformaciones demográficas y su influencia en el desarrollo en América Latina y el Caribe, adoptar medidas enfocadas a derechos humanos y políticas públicas para el desarrollo. Es decir, que incluyan el enfoque de género, mayor protección social y la promoción de la cohesión social.
El estudio elaborado por el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) - División de Población de la CEPAL, fue puesto a disposición de los países miembros de la Comisión para ser analizado en el Comité Especial de Población y Desarrollo, que se efectúa en el marco del Trigésimo segundo período de sesiones de la CEPAL, en el Hotel Hilton Santo Domingo (Av. George Washington # 500, Santo Domingo), en República Dominicana.
En el documento se presentan tendencias demográficas de la región, un diagnóstico de la situación actual y orientaciones sobre los principales retos que enfrentarán los países en las próximas décadas.
La población de América Latina pasó de 161 millones de habitantes en 1950, a aproximadamente 547 millones en 2005. Si se cumplen los supuestos implícitos en las proyecciones, llegará en 2050 a un total de 763 millones de habitantes.
Los más jóvenes aumentaron 2.6 veces entre 1950 y 2005 pero disminuirán en aproximadamente un 15 % hacia el 2050; los adultos aumentaron 3.8 veces en el primer período y su número se elevará en 50 años en 33 %. Las personas mayores se incrementaron en 5.4 veces entre 1950 y 2005 y prácticamente se cuadruplicarán entre 2005 y 2050, llegando a superar a la población joven en un 30 %.
El número promedio de 2,4 hijos por mujer que presenta la región indica que la fecundidad ha disminuido bastante más de lo previsto. En el quinquenio 1950-1955 la tasa global de fecundidad era de 5,9 hijos por mujer en América Latina.
Mientras que la esperanza de vida al nacer de 73,4 años para ambos sexos revela que, a menos que se produzcan variaciones significativas en las condiciones de vida o descubrimientos en las ramas más avanzadas de la medicina, los logros futuros ya no serán tan espectaculares como lo fueron en los últimos 20 años.
El envejecimiento de la población es el principal fenómeno demográfico de la época. Esto debiera motivar a los países a diseñar estrategias específicas para enfrentar sus consecuencias, ante la creciente debilidad de las redes de apoyo familiares, y la falta de servicios sociales y de condiciones aceptables de vida para las personas de edad avanzada, sin descuidar la satisfacción de las necesidades de otros grupos etáreos.
Por otro lado, el documento clasifica a los países de la región en el quinquenio 2005-2010 de acuerdo a etapas de la transición demográfica (muy avanzada, avanzada, plena, y moderada) medidas a través de indicadores de fecundidad y de mortalidad. Por ejemplo, los bajos niveles en los indicadores mencionados que presentan Cuba y Barbados hicieron posible que ambas naciones fueran ubicadas en la etapa "muy avanzada". Mientras, que en la "moderada" se encuentran Bolivia, Haití y Guatemala por sus altos indicadores de fecundidad y mortalidad.
En el marco del desarrollo económico y social de los países de la región, caracterizados por la gran inequidad en la distribución del ingreso, el descenso de la mortalidad y de la fecundidad tuvo efectos positivos en la salud y condiciones de vida de la población. Pero se generó un nuevo panorama poblacional en el que las inequidades y desigualdades demográficas están estrechamente relacionadas con la situación socioeconómica de las personas.
En el documento se mencionan los aspectos relevantes de tres tipos de segmentos de la población que se caracterizan por su marcada vulnerabilidad: las personas mayores, las mujeres y los pueblos indígenas.
El ingreso de la mujer a la fuerza laboral y a la sociedad ha contribuido a retenerla fuera del hogar, a generar cambios en el entorno familiar, y continuará afectando los procesos demográficos con la profundización del descenso de la fecundidad. El fenómeno incidirá en las relaciones sociales y de sostenimiento económico entre las distintas generaciones.
De no avanzar en crear nuevos focos de atención más específicos para la acción social y las políticas económicas, especialmente para la población más vulnerable, la región enfrentará un retroceso, ya que se irá abonando el camino de la reproducción y transmisión intergeneracional de la pobreza, incluso con niveles reducidos de fecundidad.