El trabajo "Demografía de una sociedad en transición. La población uruguaya a inicios del siglo XXI" realiza un minucioso estudio sobre amplias áreas de la demografía nacional. Entre algunas de sus conclusiones se destaca que casi la mitad de los jóvenes de entre 24 y 30 años aún no se ha independizado.
La República [LR21]
14/ Julio/ 2008.
Que Uruguay es un país de viejos. Que las mujeres tienen cada vez menos hijos. Que la adolescencia es un período que se extiende hasta edades inimaginables en otros países. Esta serie de lugares comunes tienen una base científica, según demuestra un amplio estudio publicado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas, que incluye investigaciones de los más destacados demógrafos de nuestro país. El estudio será presentado mañana a la hora 10.00 en el Edificio Libertad.
Muchos de los datos que constatan (los cuales se remiten a la Encuesta Nacional de Hogares Ampliada de 2006) no son novedosos y reafirman tendencias que ya se apreciaban en la década del 90. Sin embargo, algunas cifras sorprenden y preocupan.
Un país envejecido
Una investigación de la demógrafa Mariana Paredes que forma parte de este documento confirma una realidad manejada desde hace años: Uruguay es el país más envejecido de América Latina. Este proceso, iniciado hace más de medio siglo, se explica por la alta esperanza de vida y el descenso de la fecundidad. La pirámide poblacional uruguaya "se asemeja más en su forma a la de las regiones más desarrolladas del mundo", aunque "mantiene aún un regazo" con respecto a estas, afirma el estudio.
En nuestro país, el 17,5% de la población supera los 60 años. Actualmente viven 72 adultos mayores de 60 años por cada 100 menores de 15, pero se prevé que en 30 años la tendencia sea la inversa. El proceso se ha incrementado desde 1996, debido a la caída de la natalidad.
Por otra parte, la investigadora destaca el descenso en el porcentaje de adultos de entre 35 y 39 años, lo que "probablemente obedezca a los procesos migratorios", observa Paredes. La edad mediana en nuestro país es de 31 años, lo que significa que la mitad de los uruguayos se ubica por debajo de esta edad, y la otra mitad, por encima. Supera con creces a los 26 del promedio latinoamericano (y ni que hablar de los 19 de Africa), aunque está lejos de los 39 de Europa.
Sin embargo, como en otras cosas, Uruguay no es un país homogéneo. La investigación destaca que los habitantes de las áreas rurales migran al envejecer, y que los pueblos de hasta 5.000 habitantes tienen una natalidad mayor a la del resto del país. En todo el Interior viven, proporcionalmente, más jóvenes que en el área metropolitana (Montevideo y zonas aledañas de San José y Canelones). No obstante, Montevideo es el departamento con más baja natalidad, fenómeno que no se observa en Canelones y Maldonado.
Por otra parte, la población pobre "es notoriamente más joven que la población no pobre", debido a que la mayor parte de los niños nace en hogares con estas características, según se verá más adelante.
Volverse vieja en soledad
Un viejo eslógan ¬que aterra las solteras¬ advierte que hay siete hombres por cada mujer. La realidad no es tan desalentadora, aunque se puede afirmar que, después de cierta edad, Uruguay es, decididamente, un país de mujeres.
El estudio de Mariana Paredes aporta datos sobre esta realidad. En nuestro país viven 94 mujeres por cada 100 hombres. Sin embargo, esta cifra desciende a 90 en el área metropolitana, y cae abruptamente a 67 entre los adultos mayores de 65 años. Montevideo es el departamento con mayor desequilibrio: por cada 100 mujeres viven 89 hombres, aunque entre los mayores de 65 años son sólo 58. En las áreas rurales hay más hombres que mujeres (116 por cada 100), aunque esta población representa sólo el 7% de los uruguayos. Por otra parte, Río Negro es el único departamento con mayor masculinidad (104 por cada 100).
Según las estadísticas, la perspectiva es clara: es altamente probable que las mujeres uruguayas envejezcan solas.
Niños que no nacen
La baja de la fecundidad es preocupante. Un estudio de Carmen Varela Petito, Raquel Pollero y Ana Fostik advierte que en la última década se produjo un "hito en la historia demográfica del país, ya que, por primera vez, la fecundidad atraviesa el nivel mínimo necesario para el remplazo poblacional". Actualmente, cada mujer uruguaya tiene, en promedio, 2,04 hijos. Para que un país no perezca, se requiere que esta cifra se ubique en 2,1.
En la última década, la tasa de fecundidad descendió en todos los grupos etarios. Por ejemplo, en 1996 las mujeres de entre 45 y 49 años tenían, en promedio, 2,7 hijos. Hoy tienen 2,56. En el otro extremo, también descendió la natalidad entre las adolescentes (pasó de 0,19 hijos a 0,09). El proceso es aún más notorio entre las mujeres jóvenes (de entre 20 y 34 años), que están en su cúspide reproductiva. La tendencia es más preocupante en Montevideo que en el Interior y se agudiza tanto mayor sea el nivel educativo de la mujer. El motivo es claro: este "actúa no sólo expandiendo sus aspiraciones y oportunidades de inserción social, en posiciones frecuentemente incompatibles con una familia numerosa, sino también ampliando la información de que dispone para decidir el número de hijos en forma eficaz", sostienen las autoras. No obstante, en la última década la tasa de fecundidad también ha descendido entre las mujeres jóvenes que sólo cursaron educación primaria. De cualquier manera, continúan siendo las que tienen más hijos.
Entre las más educadas, en cambio, la situación es preocupante para la continuidad de nuestro país: al menos dos generaciones de estas mujeres "han comprometido el nivel de remplazo generacional".
Algunas cifras grafican la situación a la perfección: desde 1996, la cantidad de hijos de las mujeres de entre 20 y 24 años descendió un 20,6% entre las menos educadas, y un 35% entre las que cuentan con formación académica. La tendencia se agudiza entre 25 y 29 años. A los 19 años, más del 30% de las mujeres con instrucción baja ya ha sido madre; la cifra se reduce a un 2% entre las universitarias. A los 30 años, los porcentajes se elevan entre las primeras a más de un 80%, mientras que sólo la mitad de las mujeres con educación terciaria ya se ha convertido en madre.
Pobres y sin papeles
Por otra parte, la mayoría de los niños uruguayos nace en hogares pobres, si bien la cifra de nacimientos también se ha reducido en este estrato social en la última década. En los hogares de pobreza estructural, las mujeres tienen, al final de su vida reproductiva, más de dos hijos por encima del promedio. Entre 25 y 29 años, las mujeres pobres ya tienen, en promedio, dos hijos. La cifra se sitúa en 0,8 entre las no pobres.
Un dato que evidencia las nuevas formas que los uruguayos adoptan para vivir en pareja es que la mayor parte de los niños nace fuera del matrimonio. Como ya publicara LA REPUBLICA, el número de casamientos desciende sin cesar desde hace más de dos décadas, mientras que las uniones libres aumentan año a año. Las mujeres que viven en uniones concubinarias tienen una fecundidad 27% mayor que las casadas al final de su vida reproductiva. Esto "estaría sugiriendo un mayor control de la natalidad por parte de las mujeres casadas y por otro, también realza a nivel de toda la sociedad, a la unión libre como ámbito familiar en el que nacen los niños uruguayos", informa el estudio. Las cifras se equiparan sólo entre las mujeres más jóvenes. De cualquier modo, es preciso acotar que en los sectores no pobres las mujeres casadas tienen más hijos que las que no lo son, lo que "podría significar la vigencia del matrimonio como institución dentro de la cual desarrollar la reproducción" en estos sectores sociales.
Actualmente, entre las mujeres de entre 15 y 49 años existe un 38% de solteras, un 34% de casadas, un 19% que vive en uniones consensuales, un 8% de separadas o divorciadas y un 1% de viudas.