EN VERDAD QUE LA CIUDAD SE VISTE de formas tan cautivantes como extraordinariamente sugestivas para atrapar el “espíritu de la Navidad”, y es lo que Juan y María han estado viendo y descubriendo años tras años en un cautiverio ya sin fin. Llevan más de 46 años envejeciendo juntos. Y no dejan de asombrarse por el tiempo de compras y ventas. En eso guardan un rito cada año, bajar desde la población al centro de la ciudad y “contemplar” las vidrieras, entrar a las grandes tiendas y malls.
La infancia de Juan y María les descubrió el gozo de que Navidad era presencia, en medio de la humanidad, del Hijo de Dios, del pequeño que se hizo uno de nosotros, siendo él rico por excelencia, pero se hace pobre para enriquecernos de su presencia divina.
En sus memorias están aún escenas de la reunión familiar, el chocolate caliente y la liturgia de Navidad. Les asombra, a Juan y María, que se oculte, de cualquier forma, el don que nos trae Jesús de Nazaret: la DIGNIDAD DE SER HIJOS DE DIOS y que nos hace hermanos unos de otros.
Extraordinario regalo, único como irrepetible y para todos, sin distinción de edad, género, raza, clase social, religión...es un DON para todos.
NAVIDAD nos abre los oídos del corazón y los ojos del alma, para descubrir que el Otro se constituye en un don para mí, un hermano, que donde mi vista se levante hallaré a mis hermanos… en donde mis oídos escuchen, escucharé la voz de mis hermanos y hacia donde mis pasos se dirijan, siempre será al encuentro de mi hermano. NAVIDAD es descubrir al Otro como mi hermano que es el Cristo. Sólo en el Otro me humanizo, me hago más persona.
Qué nos pasó, se pregunta María mirando a Juan, en qué fallamos? Y los recuerdos se agolpan en el portal de la memoria: la preocupación por las cosas, el regalo para los niños para que no se sintieran menos que los del vecino, la fuerza de las ofertas y los créditos, nos fueron, poco a poco, robando el alma de la Navidad. Una sociedad, nosotros, haciendo del gran Templo de la Creación, una gran feria de vanidades en donde se nos perdió el hombre y la mujer. La fe se fue deslavando de las exigencias de contenido en las obras, de las ofrendas y se fue ocultando el don de la Navidad y fue surgiendo la ideología de la navidad.
Qué sucedería, le pregunta Juan a María, si rescatamos NAVIDAD para el corazón de la vida humana. Nuestras creencias religiosas tendrían ese sentido de reunir la conciencia de nuestra naturaleza humana/terrena con la divina/trascendental y se nos abriría un mundo nuevo. Nuestra conciencia de personas-ciudadanas a la luz de la identidad de creyentes, nos plantearía acerca de la centralidad de la Sociedad, que es la DIGNIDAD DE LA PERSONA y en ella la Gloria de Dios que resplandece en el Hombre y la Mujer, y la gloria mayor es que todos los pobres y excluidos tengan vida y vida en abundancia: DIGNIDAD PLENA.
NAVIDAD nos daría un vuelco en nuestro pensar y vivir. Desde nuestro protegido Yo/Egoístamente formado por la sociedad de consumo, materialista y desacralizada, que nos envuelve en una soberbia y orgullo antes no conocida, nos abriríamos al Otro para que sea el centro, la preocupación, nuestro cariño, el amor y solidaridad. El Otro que es Cristo en el hermano y cuanto más, en el pobre, excluido, abandonado y solo. ESTALLARIA la Gloria de los Ángeles en el Aleluya, Aleluya (Alabad a Yah (veh).)
“Gloria a Dios en lo más alto del cielo, y en la tierra, gracia y paz a los hombres “(Ev.Lc.2,14)
Paz, el don de Dios, que significa la plenitud de bienes que el hombre y la mujer necesitan para ser feliz.
La persona, ciudadana que es creyente, no puede guardar/tener paz si el Otro no tiene una vida digna.
NAVIDAD también es el don de la Paz.
NAVIDAD es descubrir en nuestro interior que el Otro es el Cristo, que toda persona tiene esa presencia divina y que si ofendemos al Otro ,al pobre, excluido ,anciano ,migrante, que si no obramos con justicia en el respeto a los derechos laborales, económicos, sociales, ambientales, culturales, en la construcción de ciudades para el encuentro entre todos ,no vivimos en NAVIDAD.
La sociedad/ciudad debe constituirse en el Gran Pesebre que nos reúne a todos para presentar lo mejor de nosotros como regalo, como un don para el otro y entonces SEREMOS NAVIDAD.
Y el día séptimo de la Creación ( Gen.1 . 2,3 ) con el Buen Dios que vio que todo cuanto había hecho esta bien, celebraríamos la Gran Liturgia de la Creación y que se renueva en NAVIDAD que es todos los días en el que cree que Dios está en medio de nosotros y nos regala la DIGNIDAD PLENA.
Juan y María, se miran y sus ojos resplandecen porque aún es tiempo de Alabanza y vuelven al camino, al encuentro de sus hijos, nietos y vecinos para Anunciar esta BUENA NOTICIA: ES NAVIDAD.
“REALMENTE EN TI ESTÁ DIOS ESCONDIDO, EL DIOS DE ISRAEL, EL LIBERTADOR” (Isaías 45,15)
Luis Gustavo González Pizarro
Director Cáritas Antofagasta – Chile