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Editorial RLG Nº 131 de Diciembre de 2010

Miércoles, 08 de Diciembre de 2010
Editoriales RLG

La edad no es, ni tiene por qué ser, un impedimento para aprender y plantearse nuevos desafíos en la vejez

Existe abundante evidencia empírica que demuestra que la edad no es un impedimento para aprender y plantearse nuevos desafíos. Diversas experiencias latinoamericanas -varias de ellas reunidas a través del concurso Una sociedad para todas las edades, promovido por la Red Latinoamericana de Gerontología- demuestran que cuando las personas adultas mayores disponen de oportunidades y de un entorno favorable que les motive a enfrentar nuevos desafíos, éstas incrementan la confianza en sus capacidades, comparten y re-elaboran nuevos conocimientos y aprendizajes. Así lo demuestra una amplia gama de experiencias de educación formal y no formal, que han logrado mediante diversas alternativas, entre ellas la educación popular, aprendizajes capaces de revolucionar las vidas de las personas mayores, como es el caso de los programas de alfabetización, desarrollo de capacidades de organización y liderazgo e incluso el acceso a nuevas tecnologías de las comunicaciones -por citar sólo algunos ejemplos-.

No obstante, aún con las mejores intenciones e incluso en contextos que pretenden favorecer comunicaciones y percepciones acerca del envejecimiento, la vejez y las personas viejas, se trivializa, se ridiculiza e infantiliza a quienes más han vivido. ¿Por qué?... Sin duda siguen predominando ideas estereotipadas y miradas excluyentes, como si el envejecer –que equivale a vivir- fuera ajeno a ser humano alguno. Se pretende ignorar así que la vejez es una realidad que a todas y a todos nos alcanza –a menos que muramos antes-.

En oposición a miradas prejuiciadas y excluyentes por razones de edad, constatamos cada vez más que el proceso de aprender, de innovar y de participar activamente en las comunidades, en las familias y en la sociedad tiene un carácter idiosincrásico y es, por sobre todo, una experiencia social que, favorece los aportes de las personas de todas las edades a la sociedad, así como el Bienestar y la satisfacción con la vida.

De todo ello se deriva la necesidad, de sensibilizar y contribuir a aumentar la conciencia de nuestro permanente vivir-envejecer, así como de la cada vez mayor probabilidad de alcanzar edades avanzadas, lo cual es cierto para cada individuo indistintamente de su entorno y condición social. Se constituye, entonces, en un imperativo político y social buscar por diversos medios la transformación de las maneras de pensar acerca de la edad, sabiendo que lo que vivimos en el tiempo y no el tiempo que vivimos es lo que nos constituye y hace de nosotros lo que somos –a cualquier edad-.

Los desafíos de avanzar en la construcción de sociedades incluyentes, para todas las edades, así como el de buscar Bienestar y satisfacción con la vida, superando la gran inequidad social y económica que caracteriza a América Latina, exigen mayores oportunidades de participación de las personas adultas mayores en todos los ámbitos de la vida política, económica, social y cultural, así como posibilidades de enriquecer sus capacidades, para mejor contribuir al fortalecimiento de nuestras sociedades y poder disfrutar la vejez, en cambio de padecerla.

Ximena Romero – Coordinadora RLG
Christel Wasiek – Asesora RLG

Diciembre de 2010.