Oportunidades y retos del envejecimiento mundial.
Este año la celebración del Día Internacional de las Personas de Edad tiene una importancia especial porque invita a revisar y analizar la aplicación del Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento, aprobado el año 2002 por la Segunda Asamblea Mundial de Naciones Unidas sobre el Envejecimiento.
Al reconocer el valor de la prolongación de la vida humana, se destaca el emerger de las personas viejas como nuevos y cada vez más numerosos actores y autores sociales que buscan contribuir al logro de sociedades inclusivas, que realmente sean para todas las edades. En concordancia con esta realidad, las personas adultas mayores, la sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales que trabajan en relación con el envejecimiento y la vejez, se han movilizado en prácticamente todos los países de América Latina, para reclamar el reconocimiento de los Derechos Humanos en la vejez y el impostergable requerimiento de un trato digno.
Sin duda, ad portas de cumplirse diez años de la aprobación del Plan de Madrid se han incrementado, en mayor o menor grado, la visibilización y el conocimiento acerca del proceso de envejecer que acompaña la vida de principio a fin, así como la evidencia de la heterogeneidad de la población vieja, lo cual nos permite hablar de ‘vejeces‘, más que de vejez, puesto que entre más vivimos, más diferentes somos.
Así, las personas adultas mayores, en los distintos contextos y habida cuenta de sus diversas expectativas y esperanzas, como también de las crecientes inequidades sociales, económicas y políticas, que se constituyen en formas de mal-trato y negligencia estructurales, comienzan a interpelar a sus gobiernos y a la sociedad civil. Buscan que se les demuestre con hechos concretos y con políticas sustentables en el tiempo, su inclusión en los planes de desarrollo nacionales y locales; que se conviertan en realidad los compromisos adquiridos por los distintos Estados y países en lo que se refiere a las orientaciones prioritarias definidas en el Plan de Madrid: (1) participación real en el desarrollo de sus países, (2) condiciones de vida coherentes con salud integral y Bienestar, (3) entornos físicos y sociales accesibles y, en la práctica, respetuosos de la diversidad y para todas las edades y condiciones.
En todo y cada uno de nuestros países es fundamental cuestionarnos, no sólo acerca de lo que se hace, sino ante todo de la clase de medidas que se toman en relación con el envejecer y el ser persona vieja, hoy y en el mañana. ¿Se trata de medidas esporádicas y asistencialistas basadas en creer, equivocadamente, que todas las personas son igualmente vulnerables por tener 60 y más años?, o: ¿se busca, en cambio, contribuir a fortalecer capacidades y afianzar derechos de las personas en la vejez? Si se perpetúa el asistencialismo como forma de relación social y política, resulta imposible conseguir cambios verdaderamente significativos para transformar el envejecimiento y la vejez en fuerza social, cultural, política y económica al servicio del logro de sociedades realmente inclusivas.
Los gobiernos tendrán que tomar en cuenta que las generaciones viejas de hoy, cada vez más crecientes, están evidenciando que no están dispuestas a ‘cambiar dignidad por dádivas’, a renunciar a los derechos y a la dignidad que les corresponde como personas.
Ximena Romero – Coordinadora de la RLG
Christel Wasiek – Asesora de la RLG
Octubre 2011.