Muchos son los investigadores que se esfuerzan por ayudar a Europa, y a la Unión Europea en particular, a superar los retos que plantean para la región el envejecimiento poblacional y la contracción de la tasa de natalidad. También abordan la influencia de la fragmentación científica en la utilidad y la eficiencia de las iniciativas internacionales e interdisciplinarias de investigación. ERA-AGE 1 y ERA-AGE 2 (Espacio Europeo de Investigación sobre el Envejecimiento 1 y 2) son dos ERA-NET que han realizado grandes progresos por lo que respecta a resolver dichas cuestiones, para lo cual han aglutinado competencias y recursos científicos y han potenciado la repercusión de la investigación en la elaboración de políticas, las prácticas y los procedimientos de desarrollo de productos. Gracias a ERA-AGE 1 y 2, Europa ya está dando respuesta a diversas cuestiones que incumben a toda la población.
ERA-AGE 1 aglutinó competencias y conocimientos en este ámbito para coordinar la investigación sobre el envejecimiento y logró poner en marcha un Espacio Europeo de Investigación (EEI) multidisciplinario dedicado a este campo. Su principal mérito radica en haber ayudado a Europa a sacar partido de las inversiones realizadas en este ámbito. Tras el éxito de ERA-AGE 1 vino ERA-AGE 2, que se puso en marcha para asegurar los beneficios a largo plazo de la anterior iniciativa en el campo del envejecimiento.
En opinión del coordinador de ERA-AGE, Alan Walker, profesor de Política y Gerontología Sociales de la Universidad de Sheffield (Reino Unido), la importancia del envejecimiento para la opinión pública y las autoridades políticas es muy destacada.
«El envejecimiento se define de distintas maneras. Tanto la opinión pública como los responsables políticos suelen concebirlo en términos cronológicos, siendo los 60 o 65 años la edad límite», explicó el profesor Walker a CORDIS Noticias. «Desde mi punto de vista, resulta más útil considerarlo en términos de funcionalidad: de qué son capaces las personas. Es decir, el grado de daños sufridos por el cuerpo y la mente de cada individuo en el transcurso de su vida. Se trata de una cuestión importante, puesto que la estructura de las sociedades europeas se está viendo modificada de un modo fundamental. Cada vez es menos la gente joven y más la tercera edad. La esperanza de vida no deja de aumentar cada año y de este modo también la proporción de personas muy ancianas.»
Antes del inicio del proyecto, su equipo determinó que la cuestión más decisiva a la que se enfrentaba la comunidad de científicos dedicados al tema del envejecimiento era la descoordinación entre las distintas iniciativas. Pese a que el problema afecta a múltiples países, «cada uno seguía su rumbo de forma independiente, por mucho que coincidiera en muchos aspectos con el de otros países», aseveró el profesor Walker. El mayor quebradero de cabeza radicaba en la desproporcionada duplicación de esfuerzos. Además, señaló, había una gran inquietud por la falta de preparación de la próxima generación de investigadores dedicados a este campo.
Entonces entró en escena el plan ERA-NET, que supuso el mejor instrumento para ERA-AGE, al reunir con eficacia en un esfuerzo coordinado a organismos nacionales de investigación tales como ministerios y consejos de ciencias.
En alusión a las aportaciones de ERA-AGE 1 y ERA-AGE 2 a la creación del EEI, el profesor Walker declaró: «Contribuyeron de diversas formas: reuniendo a varios socios dentro de un consorcio dedicado al intercambio de conocimientos y buenas prácticas para la organización de programas científicos sobre el envejecimiento (sentando así las bases del EEI); poniendo en marcha el exitoso programa postdoctoral FLARE («Futuros líderes europeos de la investigación gerontológica»), diseñado para remediar la cuestión del desarrollo de capacidades y posibilitar un debate en torno a las prioridades de la investigación sobre el envejecimiento entre todos los principales interesados (en los ámbitos de la biología, la medicina y la sociología); y planeando el primer programa científico de Europa en este campo.»
Por lo que se refiere a las repercusiones de la labor realizada por ERA-AGE 1 y 2 para la opinión pública y la comunidad científica, los beneficios son múltiples y de gran calado. «Las repercusiones son la implicación de la comunidad científica en sentido genérico en el objetivo de la investigación sobre el envejecimiento, la creación de un sentido de comunidad investigadora europea, la aplicación de enfoques multidisciplinarios a la investigación sobre el envejecimiento, la formación de una nueva generación de investigadores jóvenes dedicados a este campo, y la existencia de un enfoque distintivamente europeo», resumió el profesor Walker. «Las consecuencias para la sociedad se verán al cabo de la propia investigación, pero desde ya los proyectos FLARE están arrojando resultados en varias vertientes, por ejemplo la aplicación de enfoques nuevos para remediar la pérdida de la audición a edades avanzadas, o también la comprensión de las cuestiones éticas que plantean las nuevas técnicas y los nuevos medicamentos contra el envejecimiento.»
Aunque el futuro de esta red es aún incierto, lo que sí se sabe es que el intercambio de conocimientos y la cooperación correspondientes entre investigadores multi e interdisciplinarios están resultando fructíferos para el conjunto de los europeos, tanto jóvenes como mayores. Los Estados miembros de la UE han sabido reconocer la importancia de este tema. No en vano el Consejo de Competitividad ha solicitado a la Comisión Europea que se plantee iniciar en 2011 una iniciativa de programación conjunta sobre el cambio demográfico, con la que ERA-AGE ha propuesto colaborar.
Con una ayuda financiera de casi 1,7 millones euros, ERA-AGE 1 y 2 reunieron a expertos de Austria, Bulgaria, Finlandia, Francia, Israel, Italia, Letonia, Luxemburgo, Rumanía, Suecia y Reino Unido.
Fuente: CORDIS – 4/5/2013.
http://cordis.europa.eu/fetch?CALLER=ES_NEWS_INTERVIEW&ACTION=D&DOC=7&CAT=NEWS&QUERY=013e6e7b040b:7102:22d8548d&RCN=32957