Un grupo de científicos del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio), dependiente del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) de Irapuato, identificaron genes que influyen en la longevidad. Caracterizaron dos reguladores genéticos: el SWR1, que mantiene la conformación funcional del ADN, y el ARV1, que activa los mecanismos de remoción de la basura celular.
Este hallazgo posibilita que a largo plazo puedan desarrollarse fármacos que contribuyan a la longevidad, al hacer más lentos los procesos de envejecimiento en organismos como el ser humano, explicaron en conferencia de prensa los doctores Alexander de Luna Fors, quien encabeza la investigación, y Erika Garay, investigadora asociada en dicho proyecto que comenzó hace tres años y que tiene como finalidad lograr una vejez saludable, desde el punto de vista celular.
Los expertos en genética precisaron que las investigaciones se desarrollan en cultivos de levadura sacchharomyces cerevisiae, modificados genéticamente, pues estos grupos celulares tienen procesos muy similares a los humanos, y agregaron que en una nueva etapa de la investigación trabajarán con organismos animales.
El envejecimiento es uno de los aspectos menos entendidos en la biología, hay poca investigación en esto. Todos los organismos envejecemos; sólo hay una excepción: un grupo de medusas que entran en etapa de desarrollo que las deja juveniles, explicó De Luna Fors a La Jornada, y añadió: nos interesa el tema del envejecimiento porque está estrechamente relacionado con la salud. El envejecimiento es el factor de riesgo número uno para toda una serie de padecimientos. Cerca de 90 por ciento de lo que gastamos en salud se concentra en nuestros últimos cinco años de vida.
Tras señalar que estudios como estos cobran relevancia ante el alza de la esperanza de vida, los expertos destacaron que el componente genético no es el único que influye en el envejecimiento, pues también hay gran influencia del ambiente. En el caso de los seres humanos, por ejemplo, refirieron que aunque existen genes pro envejecimiento y otros que lo frenan, factores como la alimentación son trascendentes en este aspecto.
Nuestra investigación no se relaciona en nada con la vanidad o la cultura de satanizar a la vejez; por el contrario, creemos que hay que darle su lugar a la vejez, es una etapa más del desarrollo humano y hacemos muy mal en tratar de esconderla. Lo que sí es terrible durante la vejez es la enfermedad, y esa es la que queremos atacar. La meta a muy largo plazo es lograr una vejez sana, plena y feliz, no una estéticamente más bonita.
Garay indicó que descubrimos el número de genes que tienen que ver con el envejecimiento en levaduras y son poco más de 700 de un total de 6 mil genes. Los humanos tenemos 30 mil genes, y 70 por ciento de los genes en la levadura están en humanos. La importancia es que se podrían desarrollar algunos medicamentos para inhibir y retrasar la acción de estos genes y aumentar la esperanza de vida, con lo que se aumenta el tiempo de vejez saludable en las células.
Precisó que el envejecimiento es un daño celular acumulado, y añadió que los genes involucrados en este proceso promueven el envejecimiento al acelerar el metabolismo celular, lo que origina que se vaya acumulando basura celular y más daño en las proteínas, perjuicio oxidativo que hace que la célula vaya muriendo más rápido”.
Precisaron que la investigación, que fue cofinanciada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, fue publicada en la revista PLoS Genetics, y apuntaron que también trabajan en colaboración con la Universidad de California en estos temas, la cual tiene más de 20 años de experiencia en el rubro.
Fuente: La Jornada - 1/3/2014
http://www.jornada.unam.mx/2014/03/01/sociedad/032n1soc