Paraguay es uno de los países latinoamericanos más jóvenes, una circunstancia que le da una oportunidad para acelerar su crecimiento económico, pero solo si es capaz de invertir más en educación y salud para aprovechar plenamente a su fuerza laboral.
El perfil demográfico del país queda patente al pasear por cualquiera de sus ciudades, que están llenas de niños y jóvenes vendiendo golosinas, aceite y frutas en los autobuses, lustrando zapatos o transportando bienes en carretillas en los mercados.
Es un rostro muy diferente al de cualquier país europeo o de otras naciones de América con una población más envejecida, como Cuba, Uruguay, Chile, Argentina y Brasil.
Más de un 66% de sus 6,7 millones de habitantes son menores de 30 años, una circunstancia que le coloca en un momento afortunado, pero temporal, consecuencia de la transición demográfica de todas las sociedades.
Esa transición se debe a una caída de la tasa de mortalidad, especialmente infantil, mientras se mantienen altos índices de fecundidad, que eventualmente caen, pero con retraso.
Eso produce un boom poblacional que cuando llega a la edad laboral tiene el potencial de inyectar energía productiva adicional al país.
Para Paraguay las circunstancias demográficas más favorables durarán hasta 2038 y a partir de ese año el país comenzará a sentir lentamente el aumento de su población anciana, que reduce el crecimiento económico por los gastos de salud y la jubilación de trabajadores, según un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Pero el bono demográfico no acarrea un beneficio automático, sino que es una oportunidad, que el país puede aprovechar o no.
"Si la población joven no encuentra un sustento o no está capacitada, en realidad el bono no se realiza, no se cumple", dijo a Efe el director adjunto para América Latina y el Caribe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), Esteban Caballero.
Los países asiáticos ofrecen una guía, pues invirtieron en educación en el momento de su expansión demográfica, lo que les sirvió de trampolín para su salto económico, explicó.
En ese sentido, Paraguay tiene mucho camino por recorrer. Más de un 40% de sus adolescentes no cursan educación secundaria, una de las tasas más altas de la región, y tan solo un 5% tiene acceso a internet, según el UNFPA.
La ministra de Educación, Marta Lafuente, ha admitido que el 70% de los alumnos no aprenden "en tiempo y forma" las materias debido a la baja calidad de la formación.
"Paraguay ya empezó a desaprovechar el bono demográfico", opinó Verónica Serafini, del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (CADEP).
Según el UNFPA la mitad de los jóvenes paraguayos tiene un trabajo en el sector informal, sin ningún tipo de seguro social.
Eso es en realidad lo común en Paraguay, donde tan solo un 18% de la población activa contribuye al Instituto de Previsión Social (IPS), que gestiona la salud y jubilación públicas, según el Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD)
Precisamente ahora que la población es joven es cuando el país debería acumular superávit para afrontar el envejecimiento futuro.
El Ministerio de Hacienda ha advertido de que el fondo de pensiones se encuentra en un déficit "actuarial", al calcular el valor presente de los déficit operativos de los próximos 40 años.
Así, las contribuciones de los militares en activo son ya insuficientes para pagar las jubilaciones de los miembros de las Fuerzas Armadas y lo mismo ocurre con la policía y, en menor medida, los maestros, según el Gobierno.
Otra estadística preocupante para Paraguay son los 20.000 embarazos anuales de mujeres menores de 19 años, que equivalen al 20 por ciento del total, según cifras oficiales.
José Escobar, un integrante de la asociación juvenil Somos Pytyvöhára destaca que un embarazo es un punto de inflexión que marca toda la vida de una adolescente.
"A menudo son conminadas a salir de la escuela. No existe educación para prevenir eso", reclamó.
Más allá del drama individual para ellas, para la sociedad una adolescente que no logra una educación adecuada es también una oportunidad desperdiciada.
César Muñoz Acebes / EFE
Fuente: Radio Ñandutí - 14/7/2014.
http://www.nanduti.com.py/v1/noticias-mas.php?id=88274