De cada diez trabajadores en Nicaragua, tres generan su propio empleo, cuatro son asalariados, dos trabajan sin recibir salario y uno es patrón o empresario. De este grupo, el 74.9 por ciento tiene empleo informal, es decir, no goza, por ejemplo, de prestaciones laborales y no tiene asegurada una pensión de vejez. Además tienen salarios precarios.
Solo el año pasado el segmento de personas que crean su propia fuente de trabajo se elevó a 33.4 por ciento de los ocupados totales, ligeramente superior al 32.7 por ciento de 2012 e inferior al 36.2 por ciento de hace cinco años, según datos de la Encuesta de hogares para medir la pobreza en Nicaragua, divulgada por la Fundación Internacional para el Desafío Económico Global (Fideg).
El empleo por cuenta propia es frecuente entre las mujeres, precisa. El organismo también indica que “el mercado laboral está poco diversificado” y la mano laboral se ocupa fundamentalmente en cuatro ramas de actividades económicas: agropecuario, caza y pesca; comercio, restaurantes y hoteles; servicio comunal, social y personal e industria manufacturera.
El organismo no gubernamental, que esta semana presentó su estudio “Dinámica de la pobreza en el periodo 2009-2013”, considera que el hecho que más del setenta por ciento de los trabajadores nicaragüenses no goce en pleno de sus derechos laborales es inclusive una violación a la Constitución Política de Nicaragua.
El artículo 61 de la Constitución establece: “El Estado garantiza a los nicaragüenses el derecho de la seguridad social para su protección integral frente a las contingencias sociales de la vida y el trabajo, en la forma y condiciones que determine la ley”.
Al referirse al mercado laboral nicaragüense, Silvio De Franco, presidente de la Universidad Thomas More y exministro de Educación, Cultura y Deporte, dijo durante la presentación del estudio que la precariedad del empleo en Nicaragua es uno de los graves problemas estructurales al que debe buscarse una pronta solución para poder sacar a más de 2.47 millones de la pobreza.
El no contar con una pensión mínima para el futuro, el economista Adolfo Acevedo ha reiterado en diversas ocasiones que se está condenando a las personas de la tercera edad venidera a vivir en la pobreza.
Las cifras actuales de la Fideg confirman esa advertencia: “Las graves consecuencias de la baja cobertura de la seguridad social se observan en la población mayor a los 60 años, donde solo el 16.2 por ciento de ellos estaba jubilado en 2012, según datos del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social”.
En 2013 la proporción de personas mayores a 60 años con una pensión se redujo a 12 por ciento, siendo la mayoría hombres urbanos “y estando en una clara desventaja los adultos mayores de la zona rural, pues solo el 2.7 por ciento de ellos cuenta con una jubilación o pensión”.
INFORMALIDAD Y SU DIMENSIÓN
Pero la informalidad laboral afecta casi por igual a hombres y mujeres, con mayor énfasis en la zona rural, donde más del ochenta por ciento encuentra empleo de ese tipo.
Los que trabajan en el área urbana tiene casi treinta por ciento de probabilidad de obtener un empleo formal, tomando en cuenta que la informalidad afecta al 69.1 por ciento del total de empleo que genera esta zona poblacional.
El estudio también hace hincapié en el empleo no remunerado, que en 2013 disminuyó ligeramente, pero es superior en más de tres puntos con relación a 2009, cuando ese segmento laboral apenas representaba 16.9 por ciento.
“Al hacer la comparación entre áreas de residencia, es importante destacar que la proporción de trabajadores familiares no remunerados es mayor en el área rural que en el área urbana. Los resultados indican que el 26.3 por ciento de los trabajadores del área rural son familiares no remunerados, mientras que en el área urbana este porcentaje es 12.4 por ciento”, indica el estudio elaborado con el apoyo de la Agencia de Cooperación Suiza en América Central y el Gobierno de Canadá a través de Relaciones Exteriores, Comercio y Desarrollo.
“Las condiciones de trabajo actuales tienen hipotecada la condición futura de las personas y esta solo empeorará con el pasar del tiempo si la calidad del empleo no mejora”, dice Fideg.
El director de investigaciones del Fideg, Enrique Alaniz, durante la presentación del estudio explicó que cuando una persona empobrecida goza de un empleo formal, existe un 33 por ciento de posibilidad de salir de esa condición.
El impacto
En su encuesta de medición de la pobreza, la Fundación Internacional para el Desafío Económico Global (Fideg) define al sector informal como todos aquellos ocupados que trabajan en empresas o fincas de menos de seis trabajadores y que laboran con mano de obra familiar. Comparado con el 2012, la informalidad se incrementó el año pasado, al pasar de 73.5 por ciento a 74.9 por ciento. “Esto sugiere que en Nicaragua la mayor parte del empleo proviene de empresas que tienen escasas posibilidades de beneficiarse de las economías de escala, lo que a su vez limita sus posibilidades de incrementar su rentabilidad y eventualmente mejorar las condiciones laborales de sus trabajadores”, precisa el estudio.
Por: Wendy Álvarez Hidalgo.
La Prensa – 15/11/2014.
http://www.laprensa.com.ni/2014/11/15/economia/217627-dinformalidad-pasara-la-cuenta-informalidad-pasara-la-cuenta