Representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en México y Director de País para Cuba y República Dominicana, realiza durante esta semana su primera visita de trabajo al país.
Si hay un proceso que muestra cómo cambia un país es justamente su dinámica demográfica, proceso que obliga a repensar la forma en que la sociedad está organizada para poder dar respuesta a los cuidados necesarios que supone, reflexionó el Sr. Arie Hoekman, Representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en México y Director de País para Cuba y República Dominicana, quien durante esta semana realizó su primera visita de trabajo, en este periodo como director, al país.
El funcionario del UNFPA —quien se reunió con contrapartes cubanas de este organismo como el Ministerio para el Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, el Ministerio de Salud Pública, la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, la Federación de Mujeres Cubanas y el Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, entre otras— intercambió con la prensa cubana sobre la importancia de concebir políticas públicas articuladas con el proceso de desarrollo en las naciones que ya experimentan un acelerado envejecimiento de su población, como es el caso de Cuba.
“China y Corea por ejemplo, son países que están enfrentando un proceso de envejecimiento muy rápido. Para ilustrar con un dato que creo es llamativo, en el caso de Francia les tomó 115 años para duplicar la proporción de su población envejecida. En China, esto tardará apenas 25 o 26 años. Es decir, que el tiempo que ha tenido Francia para poder construir su sistema de seguridad social, es un lujo que le falta al resto de los países que están experimentando este fenómeno demográfico”, explicó el Sr. Hoekman.
No obstante, dijo, tienen estos últimos la ventaja de poder descansar sobre la experiencia acumulada de las cosas que no se han hecho bien en los países más avanzados y las que sí, y encontrar la forma en cómo estos conocimientos se pueden adaptar a la situación propia de cada nación.
En el caso de Cuba, destacó el hecho de que la Isla cuenta con numerosos saberes generados en este campo, muy positivos, sobre todo, ejemplificó, en términos de la atención comunitaria a los adultos mayores.
“Al envejecimiento de la población, en lugar de llamarle problema, le llamó un desafío, y también una celebración por haber logrado que tan grande proporción de la población sobreviva y logre alcanzar una alta expectativa de vida. Es algo que debemos reconocer como sociedad”, subrayó el experto.
En ese sentido, enfatizó que “pensando en la humanidad y lo humanos que queremos ser, no puede perderse de vista que esa gente que ha logrado sobrevivir gracias a los progresos en los sistemas de salud, educación, mejores condiciones de trabajo, entre otros factores, ha hecho un valioso aporte a la construcción de su país. Como sociedad entonces debemos encontrar la forma de balancear esos roles productivos, y la necesidad de poder mantener los roles reproductivos, que a mi juicio no consisten nada más en tener un bebé, sino también en cómo conservar de la manera más sana un ciclo de vida y asegurarnos de que sea lo más digno posible. Y se puede. Necesitamos recursos, pero en igual medida voluntades políticas e intervenir desde la propia población en la construcción de ese proyecto que asegure una vida digna para todos”.
En ese sentido, el Sr. Hoekman mencionó que juega un papel decisivo la llamada economía del envejecimiento. “Como nación no se puede ahorrar, porque una nación no es un individuo que deposita el dinero que gana en un banco para en un futuro poder cuidar a la población de mayor edad. Como país este proceso hay que verlo de modo diferente, es decir, hay que invertir en la productividad, que tiene que ser mayor a la cantidad de recursos que hay que otorgar a las poblaciones que ya no van a poder trabajar, en tanto la dependencia va a aumentar”.
“En esa situación, donde hay que sostener un mayor consumo de esa población adulta, la única opción que nos queda como país es invertir en los jóvenes y ahí está lo paradójico de la relación. No es simplemente un gasto mayor en las poblaciones mayores, sino de invertir más en una población que es capaz de poder aumentar la productividad en su sistema económico. Por supuesto, hay otros elementos que influyen en ese proceso” y al respecto, el representante del UNFPA subrayó la necesidad de una mejor articulación de la economía cubana, y elogió los cambios que en ese sentido se gestan en el país para generar mecanismos que conlleven a un mejor aprovechamiento de los factores de producción disponibles, para que esos jóvenes laboren en lo que han sido preparados.
Este invertir en los jóvenes —puntualizó— incluye además el diálogo intergeneracional, para que jóvenes y adultos mayores sepan convivir en armonía. “¿Cómo interpretar esta aparente paradoja? Invertir en los jóvenes supone poder cuidar a los adultos, y que estos entiendan que no es solo para estos, sino para la construcción de una sociedad más incluyente, porque ellos serán los mayores del mañana”.
Elogió el hecho de que el proceso de actualización del modelo económico cubano, basado en los Lineamientos de la Política Económica y Social, así como los documentos evaluados en el Congreso del Partido Comunista en abril de este año incluyan una política para atender los desafíos demográficos y el envejecimiento en el país; y estén siendo, además ambos documentos motivo de consulta popular.
“Es estupendo llevar las decisiones a la población misma, no solo a nivel de individuo sino también en su forma organizada, para que los ciudadanos tengan la oportunidad de expresarse y proponer alternativas para mejorar o articular de forma conjunta el entorno en el que se vive. Para poder formar políticas públicas uno tiene que realmente conocer lo que se está viviendo dentro de la sociedad, lo que piensa la gente, y eso se hace a través de encuestas, censos y registros vitales, o sea, se trata de conocer quién está viviendo, dónde y qué es lo que está haciendo; pero también de saber qué es lo que está pasando”, explicó.
“Muchas veces nos quedamos con la parte cuantitativa, de clasificar en números y tablas y olvidamos en la formulación de las decisiones estos otros aspectos. Es un buen ejemplo lo que en este sentido está haciendo Cuba, pues si bien a veces este proceso en términos de políticas públicas tiende a tomar más tiempo que el dictaminar desde arriba lo que va a hacerse, vale la pena, pues se necesita más que una buena lectura de los datos para que las decisiones tomadas sean más efectivas”, dijo.
Para Hoekman, puede parecer fácil pensar desde la posición de adulto cómo es que tenemos que intervenir en los jóvenes. “Si tomamos decisiones solamente con los elementos de los datos de los jóvenes, de cuántos son, edad, nivel escolar, entre otras estadísticas, no estaría bien, porque deberíamos considerar cuáles son las ideas que tienen los mismos jóvenes, los problemas que ellos están enfrentando y qué es lo que piensan en relación a cómo deberíamos estar mejorando una sociedad, donde ellos son partícipes también”.
Asimismo, dijo, ¿cómo vamos a atrevernos a tomar decisiones para las poblaciones adultas mayores, cómo formular políticas públicas sin conocer sus ideas, qué les hace falta a ellos?
Al respecto manifestó su satisfacción por el trabajo conjunto que el UNFPA y Cuba han realizado a lo largo de más de 40 años para que el tema de población y desarrollo constituya una prioridad en la agenda nacional e internacional. “Cuba cumplió con antelación gran parte de las metas establecidas por los Objetivos de Desarrollo del Milenio y mantiene su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda de Desarrollo hasta el 2030”, concluyó.
Fuente: Granma Internacional – 2/6/2016.
http://www.granma.cu/salud/2016-06-02/un-desafio-que-celebrar-02-06-2016-20-06-30