Silvio Aristizábal Giraldo
Cerca de 30.000 personas de los 32 departamentos fueron encuestadas para el estudio SABE – Salud, Bienestar y Envejecimiento en Colombia – 2015, que indagó por la salud y sus determinantes sociales en los mayores de 60 años. La encuesta presenta una valiosa información sobre aspectos socioeconómicos, del entorno físico y social, de la conducta, la cognición y el afecto, la funcionalidad, el bienestar mental, las condiciones médicas y de salud, así como el uso y acceso a los servicios de salud.
El estudio muestra la transformación demográfica del país en las últimas seis décadas: en 1951, por cada 100 menores de 15 años había 12 mayores de 60. Dentro de cuatro años, es decir en el 2020, la proporción será muy diferente, ya que por cada 100 menores de 15 habrá 50 mayores de 60. El fenómeno no es homogéneo en todo el territorio. Así por ejemplo, en los Santanderes, Boyacá, Cundinamarca y el eje cafetero, la estructura poblacional es similar a la de los países europeos, es decir, hay mayor número de personas viejas. En cambio, en otras regiones como la Guajira, el Chocó, la Amazonia, los Llanos orientales y el Valle del Cauca, la población joven continúa siendo mayoritaria.
El hecho de que la gente pueda vivir más años es, sin duda, un logro importante para cualquier sociedad. Sin embargo, en el caso de Colombia, los datos del estudio SABE ponen en evidencia la falta de políticas públicas para asumir los retos de la transición demográfica. Para sustentar esta aseveración basta solo con mirar lo relacionado con la seguridad social - asunto fundamental en una política de envejecimiento y vejez-. Según el citado estudio, el 25% de los mayores de 60 años tiene pensión de jubilación. Y de ese porcentaje, el 50% recibe un ingreso inferior al salario mínimo. Esto significa que de los 5.2 millones de personas mayores de 60 años, el 75% (tres millones novecientas mil personas) no tiene seguridad social. El problema es aún mayor, si se tiene en cuenta, por una parte, que el número de mujeres pensionadas es menor que el de los hombres y, por otra, que entre los mayores de 60 años hay más mujeres que hombres (feminización del envejecimiento). Otro asunto importante cuando se habla de envejecimiento y vejez es el que se refiere a los cuidadores. Al respecto, los datos de la encuesta son igualmente preocupantes: el 83,9% de los cuidadores son mujeres que no cotizan a los fondos de pensión y tienen una edad promedio de 49 años. Además, en su mayoría, no han recibido capacitación para desempeñar esta actividad.
Imposible en un corto artículo abordar todos ítems de la encuesta SABE*, la cual en palabras del médico Saul Franco “traza un perfil situacional” y “contiene orientaciones importantes para abordar los problemas de la vejez”. Pero, igualmente, refleja “las enormes inequidades que aquejan a esta población”. La lectura de sus resultados permite entender por qué tantas personas viejas se dedican al llamado “rebusque”, para lograr sobrevivir, ejerciendo actividades informales o de baja calificación. Igualmente permite entender la afirmación del documento Colombia envejece: “Colombia es uno de los pocos países de América Latina en donde los indicadores de pobreza son sustancialmente superiores en las personas mayores que en el total de la población”.
A la situación de las personas viejas de hoy se añade la incertidumbre en relación con el futuro de la juventud actual, aquejada por la informalidad laboral y por un desempleo mayor que en otros grupos etarios.
* El estudio fue promovido por el Ministerio de Salud y Protección Social y Colciencias, se desarrolló a través de la Unión Temporal SABE, conformada por diversos grupos de investigación de la Universidad del Valle y la Universidad de Caldas, con la colaboración del Centro Nacional de Consultoría (CNC).
CEPSIGER
12 de junio de 2016.
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