Para el 2015, el programa contaba con 2.546 alumnos, lo que representaba un 8% de la población estudiantil de la Sede Rodrigo Facio.
Valeria López Sedó
Semanario Universidad UCR
7 de Septiembre de 2016
Marta Mora tiene 74 años, y hace 12 ingresó por primera vez a baile popular, uno de los cursos que ofrece el Programa Integral para la Persona Adulta y Adulta Mayor (PIAM) de la Universidad de Costa Rica (UCR). Le gustó tanto que ahora matrícula hasta cinco cursos diferentes por semestre.
Historias como esta ya no son extrañas en la UCR, pues desde hace 30 años este programa de la Vicerrectoría de Acción Social ofrece clases y talleres a personas mayores de 50 años de edad.
Con un repertorio de 223 cursos, tanto de la currícula regular de la universidad como otros específicos del programa, el PIAM contaba para el 2015 con un aproximado de 2.546 estudiantes matriculados, lo que equivale al 8% de la población estudiantil de la Sede Rodrigo Facio.
Otro de los estudiantes es Jorge Arturo Lépiz, quien a sus 65 años ha llevado cursos como inglés y pintura al óleo en los tres años que tiene de participar en el programa.
“Creo que nosotros, las personas mayores, no nos deberíamos encerrar en la casa, porque a pesar de que termina su vida laboral, uno se deteriora. Es eso de que vos desayunás y decís: ¿y ahora qué? Entonces uno se va sintiendo que ya no sirve, entonces yo consideré que yo no iba a ser uno de esos, soy muy hiperactivo”, relata Lépiz.
Por ese motivo, allá por 1985, el investigador del Instituto de Investigaciones en Salud (Inisa), Alfonso Trejos Willis, lideró un proyecto orientado a la educación permanente, concebida como un proceso de toda la vida en el que las personas adquieren conocimientos y habilidades como parte de su vida cotidiana. Así nació el PIAM.
Para doña Marta, ser parte de los cursos que ofrece el programa le ayuda a no quedarse en la casa, a salir, a compartir y a hacer amigas nuevas, por lo que cada semestre escoge tres cursos específicos del programa y dos de la currícula regular para tener una semana llena de actividades.
“Yo me levanto y me ilusiono porque: ¡ay qué lindo, hoy me toca hebreo! ¡Ay qué lindo, hoy me toca baile popular! Pero en serio, hay mucha variedad, ahora estoy llevando un curso de crecimiento emocional y espiritual, ¡lindísimo, vieras que curso más lindo! Entonces siempre está uno motivado a salir de la casa”, cuenta con ilusión.
Por otro lado, don Jorge vio en el PIAM una oportunidad para no desactualizarse. En sus años laborales fue profesor universitario, maestro de escuela, director y su maestría en Psicopedagogía lo llevó a trabajar con niños con problemas de aprendizaje.
Ahora, dedica su tiempo a derribar la muralla que durante muchos años consideró que lo separaba de los idiomas. Incluso cuenta cómo mientras sacaba su bachillerato en francés, idioma que entendía un poco mejor, muchas veces la profesora le preguntaba en inglés y él le contestaba parte en inglés y parte en francés, lo que terminaba en risas para muchos de sus compañeros.
Cada estudiante que forma parte del PIAM tiene derecho a matricular hasta cinco cursos por semestre, los cuales tienen un costo de ₡5.000 cada uno, exceptuando el curso de Técnicas de Pintura (₡17.000); Inglés, Francés y Japonés (₡20.000); y los de computación (₡25.000).
Además del pago de los cursos, cada semestre los estudiantes del programa deben pagar ₡7.500 para una póliza de seguro otorgada por el Instituto Nacional de Seguros (INS).
Actualmente la matrícula se puede realizar vía telefónica o por internet, pero no siempre fue así. Tanto don Jorge como doña Marta recuerdan las filas que se formaban desde la madrugada para asegurarse un campo en los cursos que tanto deseaban.
“Para conseguir campo en los cursos que quería llegaba a las cuatro de la mañana a hacer fila. Era tan bonito, era una camaradería tan linda porque nos quedábamos a desayunar todas juntas, todo mundo contaba chistes, conocía un montón de gente, la gente llegaba y contaba su vida y era muy lindo”, recuerda Marta Mora.
El programa también ofrece actividades extracurriculares para aquellos estudiantes que quieren ir más allá de los cursos, como un coro, el grupo de baile folclórico “Al Son de la Vida” y un grupo de teatro alternativo.
Además, algunos estudiantes del PIAM realizan en sus horas extra un programa radial llamado “La Rocola”, el cual se transmite todos los martes -de 11 a.m. a 12 m.d.- en la frecuencia 870 AM de la Radio de la Universidad de Costa Rica.
En el ámbito internacional, el PIAM ha desarrollado proyectos con universidades en Chile, Perú, Nicaragua, Argentina, España y Guatemala, así como la firma de convenios con organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Agencia de Cooperación Española para el Desarrollo.
Marisol Rapso, coordinadora del PIAM, aseguró que durante estos 30 años uno de los cambios principales en el programa han sido los intereses de las personas adultas mayores acerca de la formación, lo que se ha reflejado en el incremento de la matrícula año con año.
Además, expresó que su mayor anhelo es mejorar las condiciones y la accesibilidad en los espacios físicos en donde se brindan las clases, así como continuar llenando las nuevas expectativas e intereses de las personas mayores.
“En el PIAM hay algo especial. La gente ahí es tan amable, tan colaboradora con uno. Las señoras que trabajan ahí me tratan de maravilla y eso lo enamora a uno, que lo atiendan bien como persona”, concluyó Lépiz.
“Yo a todo el mundo le digo que entre, hay un montón de cursos interesantísimos que dan, definitivamente vale la pena estar en el PIAM”, añadió la entusiasta Marta Mora.
Disponible en:
http://semanariouniversidad.ucr.cr/universitarias/universitarios-oro-llenan-la-ucr-entusiasmo-experiencia/