Cailin Crockett
Especialista en Género, Dirección de Políticas y de Apoyo de Programas del PNUD.
Blog PNUD - 30/09/2016.
El Día Internacional de las Personas de Edad está dedicado a tomar una postura firme contra el edadismo, los estereotipos y la discriminación de las personas por ser consideradas de edad. No obstante, con la aprobación de la Agenda 2030, finalmente se está abordando la invisibilidad de las personas de edad en las políticas y los programas internacionales de desarrollo.
Aunque la comunidad internacional reconoció oficialmente las consecuencias dañinas del edadismo como una cuestión de derechos humanos en 2014, los Objetivos de Desarrollo del Milenio no hacían mención alguna de las personas de edad o del envejecimiento poblacional. Ha sido solo a través de la aprobación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y del compromiso de la Agenda 2030 para “asegurar que nadie se quede atrás”, que las personas de edad han sido incluidas expresamente en las políticas mundiales de desarrollo acordadas por todos los Estados Miembros.
¿Por qué el cambio? De por sí, las estadísticas demográficas justifican que las poblaciones de edad reciban mayor atención, pues se espera que el número de personas de 60 años o más llegue a 1.400 millones en 2030 y a 2 mil millones en 2050, en su mayoría habitantes de países de ingreso bajo y mediano. Los objetivos de igualdad de género mencionados en el ODS 5 e integrados en la Agenda 2030, también nos exigen a finalmente reconocer y compensar el alcance de las disparidades entre los géneros durante todo el ciclo de vida y, en forma estratégica, incluyen a las mujeres de edad entre las prioridades. Las mujeres de 50 años o más representan cerca de un cuarto (23,6 %) de las mujeres en todo el mundo. La mayoría de estas mujeres viven en países de ingreso bajo y mediano y van superando en número a los hombres a medida que envejecen. Por lo tanto, al encarar el edadismo, también es preciso encarar el sexismo, e intentar revisar las políticas y los programas de desarrollo de modo tal que tomen en cuenta el efecto de la discriminación por razón de edad y género.
Por ejemplo, en India, el PNUD está apoyando un proyecto para obtener derechos sobre la tierra para las mujeres de edad y solteras, muchas de las cuales enviudaron y fueron abandonadas por sus parientes. En Moldavia, estamos trabajando con ONU-Mujeres para subsidiar el costo del calentamiento con biomasa en hogares de bajo ingreso, donde las mujeres de edad y solteras que viven solas constituyen más del 40 % de los beneficiarios del proyecto. En Tanzania trabajamos con el gobierno para luchar contra los estereotipos de género y edad e incluir recomendaciones para penalizar las acusaciones de brujería contra personas de edad, que buscan despojar a las viudas de su propiedad.
La comunidad para el desarrollo puede hacer más y debe hacerlo. La Agenda 2030 da un impulso vital a un enfoque de un ciclo de vida que incluya a las mujeres y los hombres de edad en nuestras políticas y programas. Nuestra más reciente sinopsis, Cartografía del envejecimiento en la Agenda 2030: “Asegurar que nadie se quede atrás” destaca el edadismo como una problemática del desarrollo dentro del marco de los ODS y presenta algunas recomendaciones en materia de políticas para comenzar a considerar a las poblaciones de edad en el trabajo en las oficinas centrales, a nivel regional y nacional. La inclusión de las mujeres y los hombres de edad nos permitirá dar un paso adelante hacia nuestro compromiso de que nadie se quede atrás.
Disponible en:
http://www.undp.org/content/undp/es/home/blog/2016/9/30/Leaving-no-one-behind-means-confronting-ageism-in-development-.html