I. Presentación Regional
En el proceso de seguimiento al Plan Internacional de Acción sobre Envejecimiento, se aproxima una nueva etapa de evaluación: Madrid + 15.
Hoy podemos asegurar que en general, como es de público conocimiento, se han dado pasos sustantivos en cuanto a la capacidad de instalar, en la agenda pública de los países de América Latina y el Caribe, el acelerado proceso de envejecimiento de nuestra población. Así mismo, que deben ser las autoridades de Gobiernos y Estados, las primeras llamadas a poner las alertas y los desafíos de este proceso; pero también, de manera especial, enfrentar esta realidad con diagnósticos y políticas públicas apropiadas y eficaces, en las cuales las personas mayores sean el centro de las respuestas y preocupaciones, como sujetos titulares de derechos reconocidos plenamente en nuestras sociedades.
Varios son los hitos que han marcado un camino -no sin dificultades- de carácter político, económico, social y cultural. Ciertamente no es lo mismo envejecer en un país con alto nivel de ingreso per cápita, a otro que está muy por debajo de la media, o en los últimos lugares; tampoco es igual envejecer en la cuidad que en las zonas rurales, de la costa, la región andina o la selva; incluso no es igual ser hombre viejo, o mujer vieja, y menos que se reconozca la diversidad de orientación sexual en la vejez. Pero sí podemos afirmar que las personas mayores comparten ciertas condiciones muy similares, cualquiera sea su entorno y su realidad; tales son, entre otras: la exclusión en la toma de decisiones y en el diseño de las políticas y programas; la vulnerabilidad ante el goce de sus derechos; y la situación de pobreza.
Desde la convocatoria que hiciera Naciones Unidas para la dos Asambleas Mundiales (Viena, 1982 – Madrid, 2002), la posterior aprobación de la Estrategia Regional de implementación para América Latina y el Caribe, del Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento (Santiago de Chile, 2003), hasta la última reunión de seguimiento de los compromisos adoptados por la sociedad civil y los gobiernos (Costa Rica, 2012)1, han surgido diferentes retos. Hoy nos encontramos frente a nuevos desafíos y ciertamente, a la necesidad de hallar respuestas urgentes, adecuadas y dignas, para que en nuestras sociedades, se haga realidad la utopía de construir y disfrutar sociedades para todas las edades.
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