El programa transforma la oferta de servicios ante la alta demanda de cursos en tecnologías que permita reducir la brecha digital.
Costa Rica tiene el segundo lugar en Latinoamérica en esperanza de vida con un promedio de 80 años. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) calculó que la curva demográfica entre 2012 y 2018 tendría un aumento del 40% y el Consejo Nacional para la persona adulta mayor (Conapam) calculó que para el 2050 un cuarto de la población sería mayor de 65 años.
Pero la esperanza de vida no necesariamente se traduce en calidad, y es ahí donde las herramientas tecnológicas tienen un papel importante. El Programa Sociedad de la Información y el Conocimiento (Prosic) señala que la brecha digital entre adultos mayores y otros grupos etarios se debe a que la edad los aleja del acelerado surgimiento de nuevas tecnologías, que su ingreso económico disminuye considerablemente con su jubilación y otros factores como el género (mayoría son mujeres) o el grado educativo (que tiende a ser bajo).
La educación digital para esta población es escasa; esto implica una dificultad más para alcanzar un buen lugar en la carrera digital. Sin embargo, datos recolectados en el Programa Institucional de la Persona Adulta y Adulta Mayor (PIAM), de la Universidad de Costa Rica (UCR), demuestran que no solo hay interés y voluntad voraz para aprender, sino también una capacidad importante por parte de población en procesos autodidactas.
“Lo primero que uno nota en clase es que es una población excluida en el tema tecnológico. Los hijos no los dejan usar sus computadores porque dicen que las van a dañar, ni la tableta, porque para qué darles una si no saben usarla. A partir de estas experiencias, se autodefinen como personas que no pueden aprender cosas nuevas. Sin embargo, muchos de ellos viven solos o lejos de sus hijos y necesitan comunicarse, y al ser traviesos con los aparatos aprenden”, dijo Marcos Vega, facilitador en el curso de Redes Sociales.
En Costa Rica el 60% de la población cuenta con servicio de Internet en sus viviendas y el 95% de la población cuenta con teléfonos celulares. En este panorama, la población adulta mayor tiene el potencial de utilizar estas herramientas para solventar necesidades que surgen por dificultades de movilidad, participación ciudadana o para aprovechamiento se sus jubilaciones.
El PIAM atiende actualmente a una población transitoria que aún requiere de procesos analógicos por falta de acceso o de educación, pero que también conoce los beneficios o posibilidades que tiene en el mundo digital. Sin embargo, en el PIAM los cambios aceleran con los espacios de aprendizaje.
“Antes teníamos los cursos de principios de computación, en ese curso aprendían a usar la computadora y luego se le daba el curso de Internet. Pero, ahora los estudiantes casi no tienen Internet, sino celulares, y hemos tenido que cambiar progresivamente la oferta. Los canales de comunicación y los manuales”, explicó María José Víquez, asesora de educación en el PIAM.
Cada semestre, en los periodos de matrícula, se trabaja con un proceso mixto en el que el estudiante decide matricularse vía web o de forma telefónica. La población adulta mayor del programa ha migrado a los medios digitales; ya en la última matrícula el 62% pidió su cita vía web.
Actualmente, el PIAM da cursos semestrales para el uso del teléfono inteligente, aplicaciones móviles, redes sociales, fotografía (digital y por teléfono), edición de foto y video y un nuevo taller sobre pagos básicos en línea. Se mantienen cursos sobre principios de computación, Word y Excel, para las personas adultas mayores que quieren emprender.
Fuente: Semanario Universidad UCR – 27/02/2018.
https://semanariouniversidad.com/universitarias/adultos-mayores-del-piam-aceleran-la-carrera-digital/