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Cáritas Cuba: Desmontando mitos en la vejez

Jueves, 12 de Septiembre de 2019
Artículos, experiencias, actividades

Muchos piensan que hacerse viejo es detenerse en el camino, es llegar a una etapa sin alegrías ni productividad, sin entusiasmo ni sueños. Por eso, beneficiarios y voluntarios del Programa de Personas Mayores (PPM) de Cáritas, en la Diócesis Guantánamo-Baracoa, hacen lo contrario: desmontan prejuicios, trazan proyectos, muestran su experiencia, comparten saberes y alegrías.

“Son 84 en el almanaque y aún cocino para el comedor de mi parroquia La Milagrosa. Soy feliz de pasar una semana en el atareo del almuerzo de los más necesitados de mi comunidad”, así expresa Marina su orgullo de vivir un envejecimiento activo.

El tiempo, afirma, no detiene su marcha de solidaridad y anhelo de lograr el bien común. Y no es la única adulta mayor que desafía las barreras discriminatorias hacia la tercera edad. A diario, un grupo de rostros alumbrados por arrugas y sonrisas, muestran la luz del verdadero vivir, pleno, digno, feliz.

Desde diversas funciones como voluntarios del Programa de Personas Mayores de la diócesis escriben hermosas historias de activismo, fraternidad y grandeza espiritual.

Talleres de costura y artesanía, animación en redes de apoyo social de Cáritas, servicios de comedor, jardines, visitas a enfermos, forman parte de sus tareas de vida a favor de los demás, pero también de sí mismos.

Por eso el PPM les dedica formaciones, dirigidas a su crecimiento, participación activa en la sociedad y al reconocimiento de los regalos de sabiduría que Dios les hace llegar.

En la cita que relatamos, la mirada estuvo dirigida a sus derechos cuando pasan las seis décadas de existencia, a la necesidad de que eviten la soledad del hogar y la cambien por una vida con matices de encuentro con otros hermanos, de disposición de aprendizaje y ayuda al prójimo.

“Adoro tener planes de vida. Mis rutinas no me dejan pensar en dolores y achaques. Sirvo y me sirven, amo y me aman. Produzco y comparto los frutos de mi trabajo como artesana de un grupo de Cáritas. Eso es vivir”, expresa sus motivaciones Elba, las que la mantienen activa socialmente.

“Para nosotras, este programa de Cáritas es una bendición”, refieren Esperanza, Mercedes y Martha, beneficiarias de la Casa de abuelos San Juan Pablo II.

“La familia reconoce cuánto nos ayuda el compartir este espacio maravilloso que nos anima y enseña porque no hay edad que limite el aprender. Gracias a estos encuentros me mantengo contenta y saludable, porque he aprendido desde nuevas recetas de cocina hasta el poder de la medicina verde en la tercera edad”, agregan.

Complace conocer estos testimonios, frutos del quehacer de un programa que nace del amor y la esperanza, de la inclusión y el sueño de bienestar hacia nuestros adultos mayores, esos que tienen tanto por contar, enseñar y hacer.

Es provechoso compartir con ellos sus escenarios de hermandad y dinamismo, sus historias al servicio de los demás, sus enseñanzas y cuidados a los más jóvenes, sus sueños, su satisfacción de vivir.

Llegar a más de ellos, es incentivo y necesidad en este camino que invita a abrir nuevas puertas a nuestros adultos mayores. De lo que inspira cada encuentro, nacen estos versos del voluntario del programa Claro Azahares Gómez, un sexagenario que reta al tiempo, al decir:

“La vejez no es nunca un fin,
Es un paso de mucho aliento.
Se traduce cada día,
Llevando con alegría,
Esa gran sabiduría
Y ese buen entendimiento”


Cáritas Cuba
La Habana, Septiembre de 2019.