Durante el desarrollo de los trabajos inherentes al Segundo Encuentro Regional, los integrantes de los equipos participantes de las Cáritas de Cuba, Chile, México, Perú, de la Universidad Católica Juan Pablo II de Nicaragua, de la Red Latinoamericana de Gerontologìa, acompañados por diversos colegas de Cáritas Alemana, Argentina y Brasil, después de intercambiar experiencias, analizar los avances, las dificultades, logros obtenidos durante la operación del Programa Regional (2005) y de llevar a cabo un ejercicio reflexivo alrededor de la vejez y el fenómeno del envejecimiento en nuestras sociedades, declaramos lo siguiente:
1. Constatamos la revalorización de la vigencia y actualidad de la Carta de Lo Cañas (Santiago de Chile, 2004); asimismo, manifestamos que la vejez en nuestros países no puede ni debe disociarse de sus raíces sociohistóricas y culturales toda vez que en ellas se localizan elementos de identidad que la distinguen de las formas como ha sido abordada en los países desarrollados.
2. En los antiguos pobladores subyace la aspiración por una larga vida, con dignidad; la vejez presenta la imagen viviente de la preocupación por la existencia humana, del ser para la vida. Se concibe a las personas mayores como portadoras del espíritu del tiempo, en tanto seres humanos sagrados y al envejecimiento caminando a la par de la propia vida humana, marcando la biografía de cada individuo y la historiografía de cada pueblo.
3. Sin embargo, la conquista, los movimientos independentistas, las luchas sociales, aunado a la propia urbanización e industrialización registradas en la mayor parte de países de la región, le imprimieron un vuelco a las antiguas concepciones sobre la vejez, incubándose en las sociedades ciertas actitudes de respeto, de prestigio, pero en el fondo rechazándola de manera silenciosa o abierta, temiéndola, negándola, como si se tratara de un mal presagio. Las personas mayores, gradualmente, dejan de percibirse como un ser para la vida al tiempo que afrontan una diversidad de problemas, necesidades y desafíos, constituyendo la pobreza uno de los principales y más lacerantes.
4. En ese abandono de los mayores en tanto seres para la vida, los medios de comunicación colectiva han jugado un papel poco afortunado en la medida que buena parte de los mensajes divulgados enfatizan más el deterioro estructural y los declives funcionales de la vejez, exaltando particularmente la decrepitud de gestos, la debilidad, la dependencia, la indigencia, las enfermedades, la inutilidad, entre otros, o bien promoviendo imágenes idealizadas donde se destaca al adulto mayor bondadoso, comprensivo, feliz, contemplativo, que vive en una especie de fiesta perpetua.
5. Contrario a las imágenes negativas e idealizantes generadas socialmente, los participantes en el Programa Regional, sin dejar de reconocer que en nuestros países deambula una cantidad importante de adultos mayores indigentes, desesperanzados, con autopercepciones fatalistas, inactivos, dependientes, entre otros, nos proponemos recuperar el sentido impreso por los pueblos mesoamericanos, concibiendo a la vejez como un estado mental, espiritual y vital en donde las personas mayores son seres para la vida, portadoras del espíritu del tiempo, quienes también sintetizan las cualidades del espíritu, entre las que destacan sus experiencias, la discreción, la prudencia, la previsión, la militancia, la lucha, la esperanza, el ejemplo, la veneración.
6. Las personas de edad de la mayor parte de nuestros países enfrentan severas condiciones de pobreza, exclusión, desigualdad, discriminación, marginación y alta vulnerabilidad. Tales condiciones desventajosas ponen en un grave riesgo la existencia humana no solamente de las personas de edad de hoy sino también el futuro de las generaciones jóvenes o adultas, para quienes existe poca o nula preparación sobre el devenir de la vida humana.
7. En los pueblos mesoamericanos se produjo una importante preocupación por la existencia humana, por el ser anciano para la vida, que incluía la aspiración por una larga vida humana y también por vivir la vejez sin o con menos penurias. Por eso hoy se nos presenta una nueva oportunidad para impulsar, con las personas mayores, otro modo de ser, es decir de afirmar la vida de éstas como cualquier ser humano, encauzando este nuevo modo de ser, protegiendo su legítimo derecho a vivir la vejez con dignidad, animándolas para que exijan un buen envejecer en donde se satisfagan sus aspiraciones y necesidades básicas a las que todo ser humano tiene derecho: alimentación, vivienda, educación, atención geriátrica, gerontológica, psicológica, pensiones justas, ocupación, vestido adecuado, recreación, cultura, incluyendo su derecho a organizarse y participar en la toma de decisiones.
8. Los participantes en el Segundo Encuentro Regional asumimos que hoy por hoy asistimos al desarrollo de un fenómeno nuevo en la historia de la humanidad cuyo ángulo más visible lo constituye el envejecimiento de nuestras sociedades, en virtud de lo cual los esfuerzos han de orientarse hacia la generación de iniciativas que permitan a las personas envejecer con dignidad, así como también a lograr que las sociedades dispongan de los mínimos para que las nuevas generaciones se desarrollen de manera plena y libre.
9. Las personas mayores han pasado de la inactividad a la participación organizada, reivindicando sus derechos y luchando por mejores condiciones de vida. En razón de lo cual afirmamos que la vejez no se puede seguir abordando como sinónimo de enfermedad, ni sólo desde un punto de vista biológico médico, sino como parte del curso vital; no podemos seguir hablando de vejez sino de vejeces, con características particulares; el fenómeno del envejecimiento, ha de abordarse en forma interdisciplinaria.
10. Reconocemos que, no obstante los esfuerzos realizados, hay una diversidad de tareas pendientes alrededor de las cuales los integrantes de los equipos de Cáritas reiteramos la perspectiva del compromiso cristiano y de las iglesias particulares fomentando una mayor vocación laical-ética, sustentada en la aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia y la opción preferencial por los pobres; asimismo, nos pronunciamos por redoblar los esfuerzos, trabajar con mayor encono y entusiasmo a fin de lograr que las personas mayores vivan la vejez con dignidad, articulando nuestras acciones con los integrantes de las demás Cáritas de América Latina, impulsando movimientos locales desde los cuales se demande a los gobiernos, por una parte, pleno cumplimiento de los compromisos previstos en el Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento, Madrid 2002, pero también para que revisen y modifiquen los criterios institucionales que limitan, por ejemplo, un aumento suficiente en las pensiones y jubilaciones, y para quienes carecen de ellas, la creación de fondos económicos nacionales destinados exclusivamente a otorgar una pensión universal, así como apoyos financieros para vivienda, atención geriátrica especializada, empleos, centros recreativos y culturales, entre otros.
11. En el mismo sentido, los integrantes del Programa Regional, reconocemos el problema social de la violencia y abuso como un problema que atenta contra la dignidad de la persona humana, por lo que se requiere impulsar un proceso liberador entendido como una lucha para erradicar todas las formas de violencia y discriminación hacia su persona, reconociendo que al impulsar dicho proceso liberador asumimos la búsqueda de la justicia de la persona mayor.
12. Por último, los participantes al Segundo Encuentro, llamamos a los responsables de los medios de comunicación colectiva para que coadyuven a promover y reforzar imágenes equilibradas y más positivas acerca de la vejez y del envejecimiento e, igualmente, nos pronunciamos por continuar desarrollando acciones a favor de las personas mayores con un carácter cohesionador e integral, propiciando también la construcción de vínculos solidarios con las demás Cáritas de América Latina y del mundo, incluyendo a los diversos actores sociales que convergen en la diversidad de formas de promoción y asistencia a favor de las personas adultas mayores.
Reunidos en la ciudad de México, entre el 24 y 28 de octubre del 2005, Cáritas Cuba, Cáritas Chile, Fundación Cáritas para el Bienestar del Adulto Mayor –México, DF-, Cáritas Perú, Red Latinoamericana de Gerontología, Universidad Católica Juan Pablo II de Nicaragua y Cáritas Alemana.
Ciudad de México, 28 de octubre de 2005.