En nuestro país hay casas de reposo que se apropian de los bienes de los abuelos. Hijos que se quedan con las propiedades de sus padres y cobran sus pensiones. Los relegan a cuartuchos inmundos. No hay una norma que lo prohíba. En este caso, ser ladrón no es ilegal.
La Nación 07.11.2005
Alejandra Carmona
Carmen es dueña de una casa de reposo del sector sur de la capital. Es amable y parece querer mucho a los abuelos que están bajo su custodia. Sin embargo, quienes trabajan con ella desconfían de cada uno de sus movimientos.
Carmen montó una inmobiliaria. De esta manera ha traspasado a su nombre costosas propiedades de los abuelos a cambio de una renta vitalicia. “Pero a veces ellos andan a pata pela’, uno de ellos es esquizofrénico”, cuenta uno de sus trabajadores. Aunque a quien alude no figura por ninguna parte como interdicto. Es más, en documentos notariales aparece firmando con nombre y apellido.
Los familiares de los abuelos dicen que no quieren hacerse cargo del tema, que lo desconocen. Otros -de más avanzada edad- no quieren “meterse en problemas”. Los ancianos han cedido sus únicos bienes a cambio de cuidados que no son controlados y de una renta vitalicia de la que no queda constancia mes a mes.
Peor. No hay ninguna ley en Chile que condene el abuso patrimonial contra la tercera edad. Y la situación que viven los abuelos de esta casa de reposo no puede ser sancionada ni cuestionada judicialmente. Sólo ser reprochada éticamente.
Este tipo de abusos se da en todos los estratos sociales y según la red estadounidense de protección financiera de adultos mayores, “ésta es una de las formas más destructivas de abuso porque las personas mayores son incapaces de recuperar lo perdido. Incluso pueden morir como resultado de una depresión”.
El abuso patrimonial en nuestro país se da en distintas formas. Un documento elaborado por la Subsecretaría de Previsión Social detalla que entre las más utilizadas está la explotación económica; apropiación indebida de viviendas y bienes; fraude, malversación de sus fondos; transferencia de propiedades. En algunos casos los familiares presionan a las personas mayores a pedir créditos y también cobran sus pensiones. En otras oportunidades, pierden sus casas -incluso- en manos de sus hijos.
Es la historia de Eliana de 82 años, quien falleció internada en un hogar de ancianos esperando que su hijo le devolviera su casa. Ella le prestó una pieza para vivir, pero luego él fue tomando más espacio en el inmueble. Creó un negocio y finalmente la relegó a un cuarto en el que a veces incluso quedaba encerrada. Algunas noches ella lograba pasarse tras las rejas y dormía en la casa de una vecina.
Este relato aún emociona a Mabel Valenzuela, asitente social de la Subsecretaría de Previsión Social, quien escuchó la situación de la anciana casi sin poder hacer nada más que alentarla. “Ella estaba deprimida, con mucha pena. Nada justifica lo que ella pasó y aunque no esté establecido en la ley, esas cosas no se pueden tolerar, porque si no, vienen otros y otros. Su ayuda más cercana durante ese tiempo fue su vecina. Sus hijos todavía viven en su casa y el mayor le compró el derecho a sus otros hermanos”.
En países desarrollados el abuso económico está tipificado como delito y se establecen sanciones y regulaciones, pero eso aún no ocurre en Chile. En las últimas modificaciones a la Ley de Violencia Intrafamiliar se intentó introducir la materia, sin embargo, no tuvo buen final.
El daño
La pieza de María González sorprende. Vive en una mediagua sucia, oscura y húmeda. El único lugar que tiene para sentarse es su cama. En un rincón guarda frascos oxidados, ropa amontonada y una vieja cocina. Todo esto forma parte de su derruido mundo. Cuenta -entre susurros- que viene llegando del hospital porque tiene pulmonía. Si no fuera por la caridad de las personas que pasan por su calle de la Villa Manuel Acevedo en Pudahuel y le dejan comida, María estaría peor. Su caso es un monumento a la desfachatez. En la parte de atrás de su terreno tiene una casa que arrendó hace tres años por treinta mil pesos mensuales. Los arrendatarios se fueron tomando la casa hasta dejarla a ella relegada en esta mediagua y con un baño único que debería ser clausurado por sanidad. Ya no le pagan el arriendo y casi tiene que pedir permiso en una propiedad que le pertenece. Como si fuera una burla, los únicos adornos de la pieza de la señora María son dos afiches de candidatos a diputados que obviamente no la conocen. También se preocupan por ellas dos voluntarias de una ONG que la ayudan a vestirse y le dejan comida de vez en cuando.
Alamiro Leyton, presidente de la unión comunal de adultos mayores trabaja en la comuna de Pudahuel y conoce de cerca estos casos. Según él, se repiten y no los detiene la ley ni la moral. “Aquí las cosas que se ven son terribles. Viven muchos allegados en casas de abuelitos que venían de zonas rurales, ellos les fueron dando espacio a sus hijos para que fueran profesionales, pero luego se quedaron con los terrenos, así como si nada. A los abuelos no les pagan los arriendos, otros se quedan con sus sueldos o les cobran las pensiones”, dice Alamiro.
Ésta es una situación que respalda Elena Rivera Cubillos, encargada de la oficina del adulto mayor en la comuna de Pudahuel. “Tenemos el caso de una señora que ahora está hospitalizada. En este tiempo sus hijos le vendieron todo, todo. Cuando ella salga del hospital no sabemos dónde va a quedar, dónde se va a ir”, se pregunta Elena, quien dedica gran parte de su día a escuchar los problemas de adultos mayores y a conseguir pensiones asistenciales para que tengan algo de dignidad, en medio de la sinvergüenza rutina a la que están sometidos.
Pensiones robadas
Quienes participan en las redes de apoyo cercanas a la tercera edad, aseguran que otro de los delitos más comunes que se comete contra los abuelos tiene relación con sus pensiones. “Nosotros hemos detectado irregularidades, pero cuando eso pasa inmediatamente deben detenerse los pagos. Esto lo hacen los familiares, pero también lo hacen las casas de reposo, es un hecho casi institucionalizado. Ellos les cobran las pensiones a cambio de alojamiento, el tema es que a veces los dueños de los hogares son súper buenos y otras no. Mientras eso no esté regulado, seguirá siendo un grave problema”, sentencia Mabel Valenzuela.
Y aunque el abuso patrimonial no está tipificado como delito, Manuel Pereira, director del Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama) recuerda que hay instituciones a disposición de los ancianos para que planteen sus problemas. “Los ancianos no tienen que olvidar que pueden ir a la corporación de asistencia judicial y desde el uno de octubre pasado también pueden acudir a los tribunales de familia. En Chile sólo el 18% de las personas entre 80 y 90 años están postradas en cama. Sobre 90 años, sólo el 25%”.
Pereira recalca que generalmente tras la denigración económica de los adultos mayores, hay un abuso de poder extremo. Una situación que debería cambiar con una legislación sobre la materia.
Mientras eso no suceda, situaciones como la de la casa de reposo del sector sur de la capital seguirán existiendo. “Yo no sé cómo nadie hace nada. La dueña se queda con las pensiones también, no sólo con las propiedades. Y los abuelos que supuestamente tienen una renta vitalicia a cambio, andan como indigentes, mal vestidos y mal comidos”, asegura una trabajadora del inmueble. Pero la materia no está regulada. Tanto, que a pesar de existir las escrituras donde queda constancia del traspaso de bienes, nada es ilegal. Y Carmen -que no se llama Carmen- está a punto de firmar como dueña de una nueva propiedad en Reñaca. Y un anciano, a punto de perder lo único que le queda. LN
Cómo prevenir el robo de sus bienes
Si bien en Chile el abuso económico o patrimonial por parte de familiares no está penado por la Ley, la justicia está obligada a investigar si se realiza una denuncia, aunque sea más difícil determinar el delito. Las siguientes son algunas medidas de autoprotección.
- Sólo otorgue poder para que cobren su pensión en caso de real necesidad. Tome algunas precauciones, por ejemplo, avise a la institución administradora de su pensión en caso de que no se la estén entregando, para que ésta tome medidas de protección en su favor.
- Mantener en privado claves con números secretos o cuentas bancarias. Nunca se los dé a desconocidos, y si se trata de familiares sólo a quien sea de comprobada confianza.
- No firme contratos o documentos sin antes informarse de todo su contenido y estar plenamente de acuerdo. Si se siente forzado, no firme. Nadie lo puede obligar.
- Si usted vive en una casa de reposo y paga el servicio generalmente mediante su pensión, no es correcto que le pidan alguna propiedad o un bien en forma de pago ni menos como renta vitalicia. Esto último, es fácil que lo consigan bajo engaño. Si igualmente ha sido forzado, denuncie este hecho al familiar más cercano, si es que lo hubiere, o en su defecto a Carabineros o la Fiscalía más cercana a su domicilio.
Las denuncias también pueden realizarse a través de la línea gratuita 800 202 500 o en el sitio www.inp.cl
Fuente:http://www.lanacion.cl/prontus_noticias/site/edic/2005_11_07_1/home/home.html