Patricia Jara Males.
Imagina que es el año 2040 en América Latina y el Caribe. Las sociedades tendrán una población de adultos mayores más numerosa que la población económicamente activa. Si aspiramos a financiar el bienestar y las políticas de cuidado que se requerirán, debemos asegurar que esa población económicamente activa reúna dos condiciones. Por un lado, debe crecer hoy con servicios adecuados ya que la población infantil del presente es la población adulta de 2040. Por el otro, debe contar hoy con educación de calidad para tener suficientes oportunidades laborales en el futuro. Una manera de lograr estos objetivos es diseñar, implementar y evaluar sistemas integrales de cuidado.
A partir de los aprendizajes de los países de América Latina y el Caribe, el Banco Interamericano de Desarrollo llevó a cabo un seminario virtual donde se abordaron casos regionales exitosos. En ese marco, el especialista Julio Bango presentó “Hacia la construcción de sistemas integrales de cuidados en América Latina y el Caribe”, un estudio publicado con la CEPAL y ONU Mujeres.
El envejecimiento de la población en la región, los cambios en la estructura social y las dinámicas familiares deben poner los cuidados en el centro de las agendas de política social. Esto es esencial para el bienestar -presente y futuro- de las poblaciones y para poder enfrentar los desafíos de la superación de la pobreza y la reducción de las desigualdades. Este tipo de políticas puede ser uno de los motores de la recuperación socioeconómica en tiempos del COVID-19.
Cuidados, de todos para todos
Un sistema integral de cuidado se define como el conjunto de políticas encaminado a concretar una nueva organización social de los cuidados con la finalidad de asistir, apoyar y cuidar a las personas que lo requieren, así como reconocer, reducir y redistribuir las labores de cuidado. Sin embargo, esta es aún una función social que recae mayormente sobre las mujeres que la realizan como un trabajo no remunerado.
Como comentó Bango durante su presentación, en la actualidad alrededor de 13 millones de personas se dedican al trabajo doméstico remunerado, de las cuales, el 91,5% son mujeres, muchas de ellas afrodescendientes, indígenas o migrantes. Esto además ocurre en condiciones de alta precarización, salarios bajos y altos niveles de informalidad. La actual organización es insostenible porque trae desigualdad, déficit de oportunidades y genera impactos negativos en la propia economía. Esto debe cambiar.
Uno de los principios que deben orientar la creación de los sistemas integrales de cuidado es la visión de los mismos como un derecho, tanto para las personas dependientes del cuidado como para las personas cuidadoras. Dicho esto, las poblaciones objetivo de los sistemas de cuidados son los niños, las personas en situación de dependencia funcional transitoria o permanente y las personas que se desempeñan como trabajadoras del cuidado, por lo general mujeres, remuneradas y no remuneradas.
5 claves para armar los sistemas de cuidado
Hay preguntas básicas que hay que responder para diseñar sistemas de cuidados: quiénes serán sus beneficiarios, qué servicios debe ofrecer, cómo se debe promover su calidad y cómo se financia el sistema de cuidados.
Varios países han adelantado camino en la construcción de sus sistemas y hoy sabemos que cuando se delibera sobre los sistemas de cuidado hay 5 componentes mínimos que se deben integrar para garantizar una adecuada cobertura:
1. Creación y ampliación de servicios.
2. Regulación de los servicios de las condiciones laborales.
3. Formación de las personas que cuidan.
4. Gestión de la información y del conocimiento.
5. Comunicación para promover el cambio cultural.
Con estos componentes en mente, se debe también gestionar la dinámica de implementación de los sistemas integrales de cuidado cuando ya están en marcha. La gobernanza política del sistema debe incluir la articulación interinstitucional adoptando la consigna de pasar “de la lógica de los servicios a la lógica de las personas”. De la misma forma, la gestión intersectorial de los componentes del sistema debe contemplar la participación de todos los actores del sistema tanto los institucionales como los comunitarios en el ámbito territorial.
Como bien podemos concluir, los sistemas integrales de cuidado tienen fundamentos de derecho, de igualdad de género, de economía (con la creación de empleo y la movilización de las economías locales), pero también un fundamento de sostenibilidad del desarrollo.
Patricia Jara es especialista en Chile de la división de Salud y Protección Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Fuente: Blog Gente Saludable (BID) - 15/08/2022
https://blogs.iadb.org/salud/es/como-construir-sistemas-integrales-de-cuidado/