“El envejecimiento es la consecuencia de los cambios biológicos y psicológicos de una persona y se relacionan directamente con su condición de vida y con el entorno donde habita; la vejez, por otra parte, se determina como una etapa, una construcción social que “categoriza, y ubica e indica sus derechos y obligaciones”.
De acuerdo con Verónica Montes de Oca Zavala, titular del Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Envejecimiento y Vejez (SUIEV) de la UNAM, es indispensable comenzar a nombrar a los individuos de este sector de la población como “personas mayores”, concepto que contempla de manera incluyente a las mujeres, a los hombres y a las personas de la comunidad LGBTTTIQ+.
“Generalmente el envejecimiento se ve como un problema social cuando realmente es un milagro, sin embargo, hablar de ello es también hablar de desigualdad y en el caso de las mujeres, es, además, una condición que nos aqueja desde el nacimiento hasta nuestra muerte”, explicó la socióloga y maestra en demografía.
En entrevista, Montes de Oca Zavala indicó que la “vejez” también tiene género, pues no es lo mismo ser mujer mayor, que un hombre mayor. A esto, se suma las desigualdades propias de los contextos, es decir, lo rural, lo urbano y la diversidad cultural, como lo indígena.
“No todas las mujeres envejecen igual. Existe una desigualdad mayor para quienes habitan las zonas rurales y para las comunidades indígenas, son víctimas de sus condiciones de vida, por ejemplo, se les dificulta acceder a los servicios de atención a la salud y a las fuentes de empleo”, explicó.
En 2016, de acuerdo con el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), se contabilizó a 12 millones de indígenas, de los cuales, un millón de personas son mayores de 60 años. “Ahora imagina que de esa población de Personas Adultas Mayores Indígenas (PAMI) 4 de cada 5 son monolingües, esta situación los coloca en una posición de mayor vulnerabilidad y discriminación”, contó la titular de la SUIEV.
Y agregó: “Existen diferentes acciones que marcan la desigualdad en la vejez. En el caso de las mujeres es la misoginia, el racismo, la clase social, la vulneración de los derechos y otras violencias que, a veces, parecen invisibles como ser discriminadas por el físico”, señaló Montes de Oca, quien ha sido reconocida con el Mérito en Investigaciones y Acciones sobre Migración y Vejez por el Colegio de Michoacán.
El último censo realizado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en 2020, arrojó que en México existe una población de 15 millones de personas mayores, donde 6 de cada 10 son mujeres.
“La condición de las mujeres en la vejez es parte de una construcción social e histórica que siempre nos pone en desventaja, ocupando lugar como cuidadoras y amas de casa, actividades no remuneradas que carecen de seguridad social y ahorro; por otra parte, desde la economía activa, sólo la mitad lo hace desde la formalidad”, indicó la también socióloga.
Sobre la principal fuente de ingresos, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2017, dio a conocer que esta varía según su sexo, en el caso de las mujeres, el 59 por ciento de esta población llega a recibir “transferencias” (pensiones, herencias) de sus parejas, mientras que sólo el 8.7 por ciento es pensionada o jubilada.
Por otra parte, la investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, explicó que es posible hablar de “desenvejecimiento”, a través de estrategias de salud que contemplen una alimentación saludable, asistencia psicológica y prevención de enfermedades.
“Tenemos que entender que en 10 años habrá más adultos mayores, lo que significa que no sólo tiene que existir una mayor conciencia sobre la salud, sino también sobre cómo la vejez impacta en la sociedad, así como dar peso a la transversalidad con otras disciplinas”, dijo.
Por último, recordó que, aunque la gerontología surge como una aliada por ser una disciplina que tiene como responsabilidad conocer qué pasa en la vejez y en el envejecimiento, es necesario el involucramiento de otros conocimientos como la sociología, la filosofía y el urbanismo –es preciso pensar las ciudades para que las personas puedan transitar y habitar con mayor facilidad, pues las vías públicas, los transportes y las viviendas son un desafío-, entre otras, para crear entornos seguros que proporcionen la oportunidad de tener una vida más plena.
Por cada 100 mujeres de 60 años y más, viven 87 hombres de esas edades, de acuerdo con el Inapam y el Inmujeres.
Por cada 100 mujeres de 70 años y más, viven 77 hombres de esas edades, de acuerdo con el Inapam y el Inmujeres.
30 por ciento es la prevalencia de la violencia a las personas mayores en América Latina, de acuerdo con la OMS (2018).
62.8 por ciento de las mujeres se dedican a los quehaceres domésticos de acuerdo con el Inmujeres y el Inapam.”
FUENTE: Heraldodemexico.com.mx - 27/02/2023