“México podría convertirse en uno de los primeros países de América Latina en prohibir constitucionalmente la discriminación laboral por edad.
El senador Armando Ayala Robles presentó una iniciativa para reformar el artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y eliminar cualquier edad máxima para contratar o mantener trabajadores, tanto en el sector público como privado.
La propuesta llega en un momento crítico: 6.6 millones de personas mayores de 60 años forman parte de la fuerza laboral, pero el 63.5% de quienes tienen más de 65 años buscan empleo sin éxito. Además, casi 4 millones de personas mayores viven en situación de pobreza, según datos del CONEVAL 2020.
El edadismo laboral: un problema invisible que afecta a millones
México ocupa el cuarto lugar entre los países de la OCDE con la tasa de empleo más baja para personas de 45 a 54 años, apenas 73.4% frente al promedio internacional de 80.1%. Los números revelan una realidad incómoda: envejecer en México significa salir del mercado laboral.
La Encuesta Nacional sobre Discriminación 2022 confirmó que el 39% de las mujeres y el 38.9% de los hombres mayores de 60 años sufrieron discriminación por su edad. Los estereotipos sobre falta de adaptabilidad o rezago tecnológico persisten, incluso cuando estos trabajadores cuentan con experiencia y capacitación.
La reforma propuesta por Ayala Robles establece que "una vez cumplidos los dieciocho años, no podrá establecerse un límite máximo de edad para la contratación u ocupación de un empleo, salvo los casos plenamente justificados". También prohíbe fijar límites de edad para acceder o continuar en cargos públicos.
¿Trabajar más años es realmente beneficioso?
El senador argumenta que permitir que las personas mayores sigan activas mejora su salud mental, fortalece la economía familiar y reduce la presión sobre el sistema de pensiones. "Negar oportunidades a las personas mayores no sólo limita sus aspiraciones, también desperdicia un capital humano invaluable y agrava la crisis de pensiones", señaló.
Un estudio publicado en BMC Public Health respalda parcialmente este argumento: las personas mayores de 64 años que siguen trabajando suelen tener mejor bienestar mental, mayor autoestima y mejor salud física que quienes se retiran completamente. Sin embargo, el estudio advierte que los beneficios dependen de las condiciones del empleo y la salud previa de cada persona.
La otra cara de la moneda: ¿necesidad disfrazada de oportunidad?
La iniciativa genera preguntas incómodas en un país donde el sistema de pensiones enfrenta una crisis estructural. ¿Se trata realmente de combatir la discriminación o de una respuesta a la insolvencia del sistema de seguridad social?
Para que la reforma funcione, México necesitará más que buenas intenciones. Se requieren políticas de flexibilidad laboral, adaptación de espacios de trabajo, programas de capacitación continua y, sobre todo, condiciones que no precaricen a los trabajadores mayores.”
FUENTE: cronista.com - 9/10/25