Diario de Navarra.es
17.06.2006
Antonio Ruiz Torres, 50 años investigando el envejecimiento, recuerda que la persona no se convierte en vieja de la noche a la mañana. Se empieza a los 20 años
Antonio Ruiz Torres (Madrid, 1933) trabaja en el Instituto de Investigación Gerontológica de Madrid, es doctor en Medicina en España y Alemania y lleva más de 50 años dedicado a la investigación del envejecimiento. Autor de varios libros y de más de 500 publicaciones en revistas, entre otros, es un referente nacional por sus investigaciones.
-¿En qué aspectos centra sus investigaciones?
-Me interesa saber cuánto y porqué vivimos, en el sentido de saber qué es lo que condiciona nuestra muerte. Uno de los mecanismos fundamentales que condiciona el límite de vida es la producción de sustancias que producen un desgaste por oxidación. Ese proceso puede ser inhibido por otras sustancias, los antioxidantes. En su mayoría son enzimas y si se producen en cantidades suficientes contribuyen a que la balanza no esté tanto a favor de la oxidación y, por tanto, a que la vida pueda prolongarse en buena calidad de vida.
-Depende de muchos factores.
-Naturalmente. Sabemos que la mujer vive más que el hombre y posiblemente se deba al efecto de los estrógenos en la producción de enzimas antioxidantes. Además, como indica la doctora Mónica De la Fuente, el estilo de vida es muy importante no sólo en la duración sino en la calidad.
-¿Hay que empezar a prepararse desde joven para envejecer?
-Si uno goza de una buena salud y se empeña en mejorarla lo que hace es empeorarla. Normalizar lo normal no es bueno. Pero evitar que esa normalidad caiga en lo patológico si es bueno. Así, el tabaco restringe la duración de la vida y si se evita, mejor. Lo mismo se puede aplicar al alcohol, drogas, etc. Todo lo que desgasta el organismo, acorta la vida.
-¿Cómo envejecemos ahora?
-Envejecer no consiste en convertirse en viejo de la mañana a la noche. Es un proceso que comienza desde muy joven, tras la plenitud de nuestro desarrollo.
-¿Cuándo?
-A los 20 o 21 años. A partir de ahí comenzamos a envejecer. Estar envejecido es un término que no existe porque una persona está envejecida en comparación con otra. Envejecer es un proceso normal y es lo más natural del mundo. Ahora bien, si el envejecimiento se acompaña de enfermedades será «poco bueno».
-Hay quien lo vive angustiado.
-Esa angustia se tiene cuando se es joven. Cuando se llega a una determinada edad, cesa. Si una persona no vive de su apariencia no lo importa si envejece. Al contrario, el envejecimiento se acompaña de experiencia.
-¿Le gustaría volver a ser joven?
-No ¿Sabe la importancia que tiene el recorrido que uno ha hecho en la vida? ¿Lo que se gana en experiencia? ¿Los errores que no cometería? Eso no tiene precio, ni la sensibilidad que se adquiere para valorar cosas que cuando se es joven se ven normales.
-Aún así hay personas que no están conformes.
-Creo que aquellas personas que no saben envejecer, en este sentido, no han sabido encauzar la vida. Si hubiesen aprovechado la vida de otra manera, y su cerebro, habrían aprendido mucho más. Hay gente que no aprende y tenga la edad que tenga sigue siendo tan inmadura como a los 20. Tendrán siempre los mismos peros y miedo al futuro.
-¿La clave es tener una vida intelectualmente provechosa?
-Claro, pero eso no quiere decir que el intelectual sea el único que sabe envejecer. Cualquier persona, por muy sencilla que sea, si ha encauzado su vida con seriedad y responsabilidad sabrá envejecer sin darse cuenta.
-¿Cree que al hablar de los mayores no se cuenta con su opinión?
-Sí. La sociedad despersonaliza al viejo, lo infantiliza. Eso es deplorable. Pero creo que se está aprendiendo y viendo que el viejo es un adulto más del que se puede aprender mucho. Eso lo sabían nuestros antecesores pero la sociedad industrial lo ha desplazado porque el que no producía tenía que desaparecer.
-A los 65 años se entra en la tercera edad ¿Son límites reales?
-La gente ha creído que se empezaba a envejecer a los 65 años. En el inglés entre envejecer y envejecido no hay diferencia. Por eso, se considera que quien está cerca del retiro es el que está envejeciendo y esa no es la verdad. Lo de los 65 años se debe al canciller alemán Bismark, que aceptó una ley de retiros y marcó los 65 años a sabiendas que la esperanza de vida estaba por debajo. Se equivocó.
-Es una edad en la que la experiencia es máxima.
-En determinados trabajos es así. Muchos premios Nobel desarrollaron sus investigaciones después de esa edad. Un trabajo en el que se desgastan las articulaciones sí debe contar con un retiro a esa edad o incluso antes. No hay que olvidar la presión del joven que quiere ocupar el lugar del mayor pero habría que adaptarse a los condicionamientos individuales de cada uno. El cerebro es el órgano que menos se desgasta.