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Tomarse la vida en serio: Diálogo intergeneracional. Actividades para asegurar la felicidad

Viernes, 03 de Noviembre de 2006
Aprendizajes y Experiencias


Elisabet Juanola Soria
Comunicaciones Vicaría Sur, Santiago de Chile.
Octubre de 2006
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"Tenemos sueños comunes, el sueño de que la sociedad puede cambiar, el sueño de que no habrá tanta indiferencia, el sueño de que nos va a preocupar lo que le pase al de al lado. Como joven quiero trabajar para que ello se revierta. Eso depende de cada uno de nosotros..." así se refirió Melisa Cornejo, de 21 años cuando le preguntaron por sus sueños después de danzar junto a Mauricio Parra en un despliegue de ternura que se llamó Festival Folclórico Intergeneracional de la Zona Sur.  

El teatro de la parroquia de San Miguel en la comuna de este mismo nombre rejuveneció al ritmo de la cueca, la polca, el vals, el tango, el baile chilote y el hip hop, de las sopaipillas y las empanadas de queso y de los trajes coloridos. Todo a otro ritmo, un ritmo sabroso que no le tiene miedo a los años y desafía los estudios de la Universidad de Chile que dice que las personas adultas mayores son enfermas y aburridas. Ellos, los mayores, lo saben y saben también el mal que hace esto a una sociedad futura en la que las víctimas ya no serán ellos.

El año pasado se plantó la semilla "adopta un anciano", de aquel día salieron sonrisas y buen humor, mucha ternura y el propósito de hacer más diálogo, acercar más las conversaciones, las miradas, el conocimiento de algo que naturalmente no debiera ser obstáculo: que los jóvenes se acerquen a los adultos mayores.

En el mes de mayo los adultos mayores de la Vicaría de la Zona Sur, junto a Julita Grassa, su asesora, se propusieron invitar a los más jóvenes a conversar de temas comunes, el agua por ejemplo, su escasez, contaminación, mal uso, comercialización indebida. Prepararon la reunión y convocaron a los jóvenes. Llegaron algunos entusiastas desafiando los prejuicios y vieron juntos "La Ducha", una película china hecha a fuego lento, de gran belleza y con el tema del agua y de la relación entre generaciones de telón de fondo. Hubo conversación, ternura y mucha risa. Por supuesto galletas, café y te.

Este Festival ha sido un paso más, pero la tarea es ardua, se juega contracorriente, a pesar que "honrar a los mayores" es construir el sentido de la propia vida, a veces no hay tiempo para tomarse la vida en serio.  Quienes asumen el reto, no obstante, logran vencer muchos obstáculos como es el caso de Marcelo Treimun y Daniel Martínez, dos jóvenes de las colonias urbanas interpretaron Hip Hop y Zaga Mufi en el festival. Improvisaron letras y mostraron que también son parte de este mundo que quiere acercar a las personas sin dejar de ser ellas mismas, con toda su autenticidad.

"Yo fui muy feliz hasta el Señor se llevó a mi esposo y ahora quiero serlo con ustedes. Les pido chiquillas que no nos encerremos nunca", son palabras de la Sra. Lidia quien se dirigió al público después de Melisa Cornejo y siguió: ¿Qué soñaba yo a los 18? empecé a soñar a los 14 en ser enfermera, lo fui y me recibí, trabajé en el J. Aguirre y en psiquiátrico, ganando una miseria, pero es mi profesión. No pensé en casarme, pero conquisté a un hombre que no sabía leer ni escribir pero con un gran corazón. Fue un gran padre, compañero, vecino, amigo y esposo. Siempre puse mi sueño al servicio de los demás. Trabajé en las orillas del Mapocho asistiendo a los más pobres, pertenecíamos a la JOB. Mi sueño se ha cumplido".

La Sra. Lidia, Melisa, Marcelo, Daniel, Mauricio... son testigos de que vale la pena estar vivos y que no hay que temerle a las canas, como ellos muchos más, pero faltan más signos y por ello es que los adultos mayores saldrán a caminar el próximo 10 de noviembre por las calles de Santiago, para mostrar su alegría y entusiasmo, una vez más un estilo de avanzar y luchar por sus derechos nuevo, apasionado y respetuoso.