OIT en LÃnea
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Noviembre 2006.
En 1948, las Naciones Unidas proclamaron en la Declaración Universal de los Derechos Humanos que "[t]oda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social". Hoy en dÃa, sólo el 20 por ciento de la población mundial se beneficia de una protección social adecuada y más de la mitad no está amparada por ningún régimen de protección. En el marco de la Campaña Mundial sobre Seguridad Social y Cobertura para Todos que la OIT emprendió en 2003, un grupo de reflexión examinó el proceso de extensión de la protección social (Nota 1) con el fin de que ese derecho que se reconoce a todas las personas se convierta en una realidad concreta para cada una de ellas. Entrevista realizada a Emmanuel Reynaud, Consejero principal sobre la economÃa informal, Sector de Protección Social de la OIT.
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OIT EnLÃnea: En los paÃses industrializados, ¿qué repercusiones han tenido en los sistemas de protección social los cambios económicos y sociales ocurridos en los últimos decenios? Emmanuel Reynaud: Los paÃses industrializados han salido del perÃodo de pleno empleo en el curso del cual se establecieron los sistemas de protección social existentes. La economÃa de servicios que está surgiendo crea mayores desigualdades y no genera aumentos en la productividad comparables a los que, en los tres decenios posteriores a la guerra, contribuyeron de manera decisiva al financiamiento de la protección social. Paralelamente, el proceso de globalización ejerce una fuerte presión en los gobiernos y en las empresas para que reduzcan los costos laborales, incluidas las cotizaciones sociales.
Por último, los sistemas de protección social tienen que hacer frente al envejecimiento de la población. Dos cambios importantes afectan de lleno a la financiación de los regÃmenes de jubilación: el hecho de que la generación del baby-boom empieza a acercarse a la edad de jubilación, y el aumento paulatino de la esperanza de vida a la edad de la jubilación (aproximadamente un año y medio cada decenio). Se plantea pues la cuestión de cómo distribuir el costo creciente de la financiación de las pensiones de jubilaciones.
A escala mundial, los sistemas de protección social de los paÃses industrializados hacen frente a un doble reto: brindar una protección adecuada en un contexto de mayor incertidumbre en el mercado laboral y luchar contra la pobreza y la exclusión social para evitar los procesos de marginación o de desafiliación de una parte de la población. Esto significa, por una parte, concebir nuevas formas de protección adaptadas a la creciente movilidad de los trabajadores y, por otra, combinar polÃticas de inclusión social y dispositivos que garanticen unos ingresos mÃnimos.
OIT EnLÃnea: La problemática de los paÃses en desarrollo es diferente… Emmanuel Reynaud: El problema de la insuficiencia de la cobertura social en el mundo en desarrollo no es nuevo, especialmente en los paÃses con una amplia proporción de su población dedicada a la agricultura de subsistencia. Pero hoy en dÃa, la urbanización y la industrialización en esos paÃses pone en tela de juicio las formas tradicionales de protección suministradas por la familia extendida y la comunidad.
El problema se ha agravado, además, debido a la proporción creciente de la mano de obra urbana que trabaja en la economÃa informal. El empleo informal representa entre la mitad y las tres cuartas partes del empleo total no agrÃcola en los paÃses en desarrollo. Existe una necesidad urgente de dotarse de nuevos sistemas colectivos capaces de proporcionar protección a los individuos que ya no pueden recurrir a las redes tradicionales de solidaridad.
En los decenios anteriores, la atención se centraba en las pensiones de vejez y en las prestaciones de largo plazo destinadas a garantizar la seguridad de los ingresos tras el cese de la actividad. Actualmente, las prioridades se inscriben en una perspectiva de corto plazo y se refieren a la salud y a la compensación inmediata de la pérdida de ingresos. Esta tendencia es más clara en los paÃses más pobres debido a la esperanza de vida limitada y a las consecuencias del VIH/SIDA.
Pero más allá de las distintas opciones en cuanto a los contingencias que hay que cubrir prioritariamente, la magnitud de las necesidades y la debilidad de los regÃmenes de protección en los paÃses en desarrollo, inducen a ampliar el concepto de seguridad social para abarcar las necesidades básicas como el acceso a la alimentación y al agua, a la atención de la salud, la vivienda y la educación.
En los paÃses pobres en los que el Estado tiene una capacidad limitada, la puesta en práctica de iniciativas comunitarias parece constituir una solución prometedora. Sin embargo, esos sistemas no deben fragilizar los regÃmenes legales existentes, ni organizar una solidaridad separada entre los pobres. Se trata más bien de integrarlos en una polÃtica nacional coherente de extensión de la protección social.
OIT EnLÃnea: ¿Se han encontrado vÃas innovadoras de extensión? Emmanuel Reynaud: Los paÃses en desarrollo que han conseguido extender la protección social a las poblaciones no cubiertas han utilizado una amplia variedad de instrumentos.
Una de las estrategias utilizadas para cubrir a los trabajadores de la economÃa informal consiste en establecer diferentes categorÃas entre los trabajadores, según sus necesidades, su capacidad contributiva y sus condiciones de trabajo y de integración, que pueden ser muy diversas. Por ejemplo, en Uruguay, se han identificado tres categorÃas de trabajadores que se enfrentan a problemas concretos debido al carácter precario e informal de su trabajo, a saber, los trabajadores de la construcción, los trabajadores domésticos y los trabajadores independientes, y se han definido medidas especÃficas para cada una de ellas.
Un nuevo tipo de programas suscita también un interés creciente. Básicamente, esos programas se centran en los hogares pobres y condicionan la concesión de prestaciones en metálico a que los interesados sigan ciertos comportamientos o prácticas, como enviar asiduamente a los niños al colegio, acudir regularmente a los centros de salud y participar en programas educativos. La idea es combinar una ayuda financiera inmediata con un enfoque de largo plazo, con el objetivo de mejorar la educación y la salud de las familias pobres.
OIT EnLÃnea: ¿Existe algún tipo de "fórmula única" en materia de polÃtica de protección social? Emmanuel Reynaud: La situación que prevalece actualmente en el mundo induce a adoptar un enfoque más amplio respecto de la protección social a fin de satisfacer las necesidades esenciales para llevar una vida digna, por una parte, y potenciar la capacidad de las personas y favorecer su inserción social, por la otra.
Pero no existe un sistema ejemplar que pueda presentarse como un modelo finalizado.
En todos los paÃses en que ha experimentado un amplio desarrollo, la protección social no deja de evolucionar a la par de la sociedad y debe ser replanteada constantemente a efectos de ajustarse a la evolución demográfica, a los avances de la medicina, y a los cambios en la economÃa y en los modos de vida.
Asà pues, el problema de los paÃses con poblaciones expuestas a inseguridad económica y social no es "alcanzar" la situación de otros paÃses que podrÃan servirles de ejemplo, sino definir su propio camino, es decir, apoyarse en sus valores y sus conocimientos propios para implantar sistemas de solidaridad que se adapten a su situación y se correspondan con las prioridades que ellos mismos se hayan fijado.