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Los chilenos están envejeciendo sin geriatras que los atiendan

Jueves, 24 de Mayo de 2007
Recortes de prensa

Mientras en las naciones envejecidas se sugiere tener un médico de esta especialidad cada 5 mil habitantes, en el país hay uno cada 250 mil.

María Paz Carvajal
El Mercurio (Chile) 22.05.2007


En Chile hay un adulto mayor por cada diez personas, y se estima que en el año 2025 la cifra será de uno cada cinco.

A este ritmo de envejecimiento, llama la atención que en el país existan apenas unos 25 geriatras.

"En Europa se recomienda que haya un geriatra cada cinco mil habitantes; aquí hay uno por cada 250 mil, y eso es preocupante", aseveró el doctor Pedro Paulo Marín, jefe del Centro de Geriatría y Gerontología de la Universidad Católica, en el marco de un simposio acerca de los lineamientos sobre la política de salud para los mayores.

A su juicio, hace falta una reformulación en esta materia, pues los mayores son quienes están ocupando las camas en los hospitales, sin estar recibiendo una atención de calidad.

"Necesitamos no sólo promover un envejecimiento saludable, sino impulsar la formación de médicos geriatras que atiendan correctamente sus necesidades. Un médico mal preparado va a llenar al adulto mayor de interconsultas, de exámenes innecesarios, no se va a fijar en su rehabilitación ni parte psicológica, lo va a infantilizar, etc.".

Siguiendo los parámetros internacionales, en Chile se necesitarían unos 260 geriatras. Actualmente, el sistema público de salud cuenta con unos 10 especialistas que trabajan en cuatro institutos geriátricos del país (en una labor más ligada a la rehabilitación de pacientes crónicos), pero los hospitales no cuentan con servicios de geriatría que asistan a los casos agudos.

Se podría suponer que se necesitan "como piso unos 100 geriatras en el sistema público, pero no tenemos perspectivas de tenerlos dentro de los próximos 15 años, es algo irreal y no vamos a preocuparnos de la política de ficción", explica el doctor Jorge Carabantes, jefe de la División de Gestión y Desarrollo de las Personas del Ministerio de Salud (Minsal). Hay que tener más geriatras, admite, "pero nuestro énfasis tiene que estar en el perfeccionamiento de los médicos generales y de otros profesionales de la atención primaria".

En ese sentido, un paso importante ha sido la capacitación a cargo de geriatras que, desde 2003, están recibiendo los equipos de los consultorios. De los 2.100 profesionales entrenados, 360 son médicos generales.

Sin postulantes

El Estado ofrece becas para la formación de geriatras, pero no ha habido interesados.

A juicio de la encargada del Programa del Adulto Mayor del Minsal, Alicia Villalobos, las universidades no están motivando a que sus estudiantes se interesen por esta especialidad, que por lo demás es relativamente nueva. Por otra parte, recalca, existe un "cuello de botella" que juega en contra.

Es que para ser geriatra en Chile hay que estudiar tres años de medicina interna y luego otros dos años para obtener la subespecialidad de geriatría, por lo que muchos médicos no están dispuestos a realizar ese largo proceso.

Por eso estima que quizás es tiempo de debatir dos opciones: que en la malla curricular de los internistas esté incluida la geriatría (agregando por ejemplo un año más de formación), o bien "incorporar sistemas como el de España, donde los egresados de medicina pasan de inmediato a la formación geriátrica".

Claro que en ese país los geriatras tienen una preparación mínima de 4 años, aclara Marín, añadiendo que la recomendación europea es de 5 años. El médico hace una analogía con los neonatólogos, que para recibir a los recién nacidos deben cursar primero la pediatría.

Respecto de las becas del ministerio, Pedro Paulo Marín argumenta que el Minsal hizo una mala difusión. En su opinión, a la calidad en la atención de salud de la tercera edad falta darle "un peso equivalente al que reciben otros temas como el sida, las campañas de vacunación o la salud infantil".

Está de acuerdo con que los geriatras se están formando para irse a la práctica privada. Por eso, un incentivo distinto sería que "el Estado, por ejemplo, dijera: 'señores del Hospital de Antofagasta, tienen que mandar a formar a un geriatra'. Ese médico entonces sabría que va a formarse para volver a su hospital y desarrollar algo nuevo".

Para la directora del Senama, Paula Forttes, en cambio, el mejor estímulo para formar geriatras es enfatizar la valorización de las personas mayores, visibilizar el rápido cambio demográfico del país y "transversalizar los conocimientos gerontológicos en la educación de técnicos y profesionales de la salud".

Por lo mismo, asegura, están trabajando en un plan conjunto con la División de Educación Superior del Ministerio de Educación.

Un debate pendiente que, eso sí, hay que agilizar, pues en la región estamos envejeciendo tres veces más rápido de lo que lo hicieron los países desarrollados.

EN ALZA

POR CADA 100 menores de 14 años, en 1950 había 19 adultos mayores. Hoy la cifra es de 46 y en 2025 serán 103 por cada 100 niños.

Si bien el Minsal estima que los geriatras deben centrarse en los mayores frágiles y dependientes, éstos defienden su labor en los autovalentes, a quienes pueden ayudar a mantenerse sanos por más tiempo.