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Maltrato impune
Lunes, 25 de Junio de 2007
PolÃticas y Derechos
Sólo una de cada cinco situaciones de abuso y maltrato a ancianos en la ciudad de Buenos Aires llega a la justicia, afirmaron funcionarios y especialistas en gerontología y tercera edad.
26noticias.com.ar
18.06.2007
Los consultados explicaron que, al igual que la violencia contra mujeres y niños, el maltrato hacia las personas de más de 60 años suele ser naturalizado, con lo cual son pocas las terceras personas o instituciones que se involucran en resolverlos.
Además, para las víctimas de la agresión, es muy difícil denunciar a los victimarios, que en muchos casos son sus propios familiares o cuidadores.
Un informe difundido por la Subsecretaría de Promoción e Integración Social del Ministerio de Derechos Humanos porteño, estudios realizados en Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido indican que entre el 3% y el 6% de los mayores de 65 años son víctimas de maltrato físico, psíquico o abandono en forma continuada.
El documento advierte que es muy difícil hacer estimaciones, "pero se cree que menos de uno de cada cinco casos se denuncia, debido a la ocultación o minimización del problema por la víctima, por el agresor o por los profesionales de salud".
En coincidencia con otros países, agrega, en Argentina "es en el ámbito familiar y son los cuidadores conocidos como formales e informales quienes ejercen mayormente el maltrato y abuso hacia la población mayor".
En diálogo con Télam, la subsecretaria de Promoción e Integración Social, Gabriela Groba, confirmó que los guarismos internacionales son aplicables a la Capital Federal, "una de las pocas ciudades de la región que tiene un nivel de envejecimiento poblacional similar al de Europa".
"Los padres son padres siempre, no importa la edad, y es muy duro para ellos plantear una denuncia contra un hijo", observó la funcionaria, que además es gerontóloga, para explicar la poca cantidad de casos que llegan a los juzgados y advirtió que muchas situaciones que no se registran como abusos y malos tratos, lo son.
Groba mencionó, entre otros ejemplos, casos de adultos mayores que viven solos, sin recibir ni visitas ni llamados de sus familiares directos, o que cedieron sus bienes en vida y son internados en un geriátrico contra su voluntad.
No obstante, la funcionaria no sólo mencionó casos de maltrato doméstico, sino que incluyó el "maltrato estructural" que dijo, involucra a toda la sociedad, mediante modalidades de relación y ciertos prejuicios sobre las personas de edad.
Para el psicólogo Ricardo Iacub, especialista en gerontología, "la violencia más frecuente no es la violencia física, sino la violencia moral y económica".
Entre esos casos se puede mencionar a la "gente que se va a vivir a la casa de los padres y relega a la persona mayor a la habitación de servicio o la interna a la fuerza en un geriátrico", apuntó el psicólogo, y agregó ejemplos cotidianos y de índole social como el acceso a los transportes públicos.
"Los viejos no pueden viajar en colectivo porque andan a mil, frenan bruscamente, es habitual que se caigan y pocas veces se detienen en las paradas", dijo Iacub.
El gerontólogo afirmó que a diferencia de las ciudades desarrolladas, donde los micros contituyen el transporte más utilizado por las personas mayores, en Buenos Aires se movilizan en autos particulares o estar condenados a quedarse en la casa.
En cuanto a las denuncias, Iacub coincidió en que la mayoría de los maltratos se registra en el nivel familiar y que en ellos se juega "la ley del corazón".
"Es difícil denunciar a quien uno más quiere y de quien uno más depende -dijo el gerontólogo-. Denunciar al hijo, que muchas veces es la única persona que los va a ver es una decisión que pocos pueden afrontar".
Por su parte, la directora nacional del área de Tercera Edad, Mónica Roqué, apuntó que la discriminación y los malos tratos no sólo son cuestiones domésticas, sino que reflejan muchas veces la sociedad actual.
"Cuando la sociedad no incluye a los adultos mayores en el mundo del trabajo o los expone a hacer una cola de dos cuadras para pagar un servicio o les dificulta el acceso a una vereda porque no pueden subir, los está discriminando", señaló.
"Si un colectivo no quiere demorarse cinco minutos para subir a un adulto mayor, ¿cuántas personas hacen la denuncia?", se preguntó la funcionaria y advirtió sobre las imágenes negativas que promueven los medios de comunicación, que de alguna manera, dijo, facilitan estos malos tratos.