Las ciudades están en deuda con los adultos mayores
Jueves, 18 de Octubre de 2007
Canal: Recortes de prensa
El Día (Argentina)
17 octubre 2007.
El envejecimiento de las poblaciones y su creciente concentración en ámbitos urbanos, son dos fenómenos que se acentuaron al mismo tiempo en los últimos años en el mundo y a los que las ciudades están lejos de adaptarse. La consecuencia se ve todos los días en los múltiples obstáculos que encuentran las personas mayores de 65 años para desenvolverse en un medio, sino abiertamente hostil, por lo menos muy poco contenedor. Y nada propicio para favorecer el ideal al que apuntan los expertos de todo el mundo: el de conseguir que los mayores lleguen a esa etapa de la vida de una forma a la vez activa y saludable.
Así lo afirma Alexander Kalache, director de Envejecimiento y Curso de Vida de la Organización Mundial de la Salud, quien pasó por la Argentina la última semana para participar del lanzamiento de la "Guía Mundial de las Ciudades Amigables con las Personas Mayores", un proyecto que incluye a la ciudad de La Plata y que consiste en hacer que sean los propios mayores los que identifiquen los problemas que los afectan, para, a partir de eso, delinear distintos tipos de intervención para hacer de las ciudades ámbitos más propicios para la tercera edad. La misma mecánica se establecería en 35 ciudades del mundo -entre ellas La Plata- y a partir de allí se elaboraría una investigación y una serie de sugerencias para la adaptación de estructuras y servicios urbanos.
En el fondo, lo que se busca es un cambio cultural que vaya mucho más allá de un conjunto de iniciativas que favorezcan a un grupo de ciudades, sugiere Kalache: se busca activar la participación de los mayores en la solución de sus problemas y concientizar a la comunidad de que una ciudad más accesible para los ancianos también es una ciudad más cómoda para todos.
Son muchos los aspectos que hacen que las ciudades no sean, actualmente, propicias para los habitantes de la tercera edad. Ahí están las barreras arquitectónicas, un transporte inadecuado con pisos altos y que dificultan el ascenso de los ancianos y la falta de bancos en espacios públicos, entre otros.
Kalache cuenta que en países donde se estudió el impacto de las caídas en personas mayores de 65 años, los resultados resultaron sorprendentes. En Inglaterra, por caso, se determinó que el 20% de los que superan esa edad sufren al menos una caída por año. Y en Australia se gastan hasta 3.300.000 dólares anuales para curar a quienes se lesionan cuando se caen.
Pero las barreras no lo son todo: también falta personal capacitado para atender a la tercera edad en hospitales y en comisarías, entre otros ejemplos, lo que restringe el acceso a la salud.
EL EJEMPLO DE COPACABANA
Para explicar cómo se expresa en la práctica la idea de las ciudades amigables, Kalache remite al ejemplo de Copacabana, su barrio natal en Río de Janeiro y el primer lugar que implementó este tipo de iniciativa en el mundo, desde 2005.
Durante ese año un grupo de mayores de 65 identificó sus principales problemas en relación al entorno urbano. Hablaron de la inseguridad y de la dificultad para ser atendidos en los hospitales, entre otros factores.
"En el marco del programa lo que se hizo fue capacitar a policías, que se especializaron en la atención de personas mayores y actualmente se desempeñan en un servicio exclusivo para los miembros de la tercera edad que atiende las 24 horas, 7 días por semana", dice Kalache.
A cada policía afectado a esa tarea se lo preparó especialmente haciéndole vivir las limitaciones de una persona de edad, para poder comprenderlas mejor. Así, se les puso tapones de cera en los oídos, se les barnizaron los anteojos y se les puso pesos adicionales en los pies en el marco del curso de capacitación. Y se los preparó, sobre todo, para saber escuchar y ser pacientes.
Algo parecido ocurrió con los hospitales, orientados a la salud materno-infantil a pesar de que la mayoría de los pacientes superaban los 65 años.
"Lo que se hizo en este caso fue crear un servicio de gerontología que atiende las 24 horas y en el que trabaja gente especialmente capacitada en problemas de los adultos mayores, que tienen en cuenta cuestiones tales como la interacción entre medicamentos y una serie de consejos útiles tan sencillos, como recomendar sentarse en la cama entre 20 y 30 segundos antes de levantarse para evitar episodios de hipotensión", dice Kalache.
Todos estos cambios son entendidos como un imperativo para un mundo donde el envejecimiento de la población se produce a pasos agigantados. Y donde se busca que los mayores no se aislen en sus casas por no poder lidiar con el entorno.