Bachiller de 84 años, 20 nietos y 8 biznietos
Jueves, 13 de Diciembre de 2007
Canal: Envejecimiento y vejez
El Tiempo.com (Colombia)
7.12.2007
Entre su descendencia se cuentan médicos, ingenieros, odontólogos, arquitectos y contadores. Se graduó junto con otros 78 adultos mayores.
"Nunca había estudiado, no conocía ni la 'a', siempre estaba en la casa cosiendo o tejiendo", dice María del Rosario Rincón López, de 84 años, quien, emocionada, recibió la semana pasada el diploma de bachiller del Colegio Luis Carlos Galán de Armenia, junto a otros 78 adultos mayores.
La octogenaria madre de 10 hijos, con 20 nietos y 8 biznietos, varios de ellos médicos, ingenieros, odontólogos, arquitectos y contadores, se graduó en el programa sabatino de educación para adultos.
La abuela que varias veces fue espectadora de los grados de sus descendientes en el colegio y la universidad, logró tras 5 años de esfuerzo ser la protagonista de la historia.
Todo comenzó porque Walter Cuervo, un abogado amigo, le aconsejó ingresar al programa. Impulsada por los logros de sus herederos, la abuela nacida en Mesitas del Colegio (Cundinamarca) y llegada al Quindío hace 70 años, se decidió a estudiar. Sus nietos y biznietos la llevaban a clase y le daban dinero para los descansos, como ella lo había hecho con ellos años atrás.
Su hijo Carlos Alberto Bonilla reconoce que fue el empeño de su madre el que logró sacarlos adelante. Discutió muchas veces con Jerónimo, su esposo, quien pretendía que sus hijos no estudiaran y se dedicaran al campo.
La mujer recuerda que ella "cocinaba, pilaba, cogía café, lo pelaba, lo secaba y me miraba las manos y las veía maltratadas y negras y yo no quería eso para mis hijos, que no les tocara tan duro como a nosotros".
En ocasiones se sintió desfallecer, y la lucha fue dura con las matemáticas, pero salió airosa. "Para un viejo es duro estudiar, pero no me dejé ganar", afirma con alegría.
Sólo quería leer los avisos de los buses
Sus maestros la describen como una mujer dedicada, respetuosa y atenta a sus deberes. Siempre se sentó adelante y le molestaba el desorden y la 'recocha' en el salón. "Es una persona de admirar y ejemplo para la sociedad. Ingresó a la institución con la ilusión de aprender a leer al menos los avisos de los buses", comentó la docente Nelsi Teresa Quiguana. Doña María del Rosario da gracias a los maestros por su paciencia. "Para leer soy durísima, me demoraba para juntar una letra con otra".