Washington, D.C. 26 de septiembre de 2002 (OPS)-- Edad sin discapacidad es uno de los nuevos ejes sobre los que se trabaja. Es que, según el informe sobre La Salud y el Envejecimiento, presentado en la 26ª Conferencia Sanitaria Panamericana ante los ministros de Salud de las Américas reunidos esta semana en Washington, D.C., la población de la Región está envejeciendo a un ritmo acelerado. Las tasas de fecundidad decrecientes, combinadas con las mejoras constantes en la esperanza de vida durante la segunda mitad del siglo XX, dieron lugar a un notable aumento del envejecimiento de la población. El número de personas de 60 años y más en la Región es hoy de 91 millones y se estima que en dos décadas se duplicará.
El documento propone que la inversión en salud de las personas adultas en toda la Región es una inversión en el desarrollo. Y que la aplicación de las estrategias de salud pública basadas en pruebas puede promover el envejecimiento en actividad y reducir considerablemente la tasa de discapacidad prematura en la edad mayor.
En 1998, la OPS coordinó el Estudio Multicéntrico sobre Salud, Bienestar y Envejecimiento (SABE) en siete ciudades: Bridgetown, Buenos Aires, La Habana, México D.F, Montevideo, Santiago y San Pablo. Se realizaron 10.600 entrevistas entre personas de 60 años o más y los resultados arrojaron datos interesantes. Mientras que en Canadá y Estados Unidos más del 76% de las personas de 65 años o más declararon que tenían una salud buena o excelente, en la encuesta del SABE menos del 50% se consideraron dentro de esa condición. Además, la encuesta encontró que aproximadamente uno de cada 5 adultos mayores consultados, en la muestra combinada, informó tener alguna dificultad con las actividades cotidianas como bañarse, vestirse, comer o meterse en la cama.
El camino para que la población de la Región tenga un envejecimiento saludable compete a todos, a la familia y a la sociedad. En el caso de muchos adultos que no son tan mayores, ciertas afecciones crónicas como la diabetes, cardiopatías o hipertensión arterial todavía son prevenibles y se ha comprobado que existen intervenciones sumamente eficaces que no sólo son saludables sino que pueden producir ahorros considerables al sistema de asistencia sanitaria y a la sociedad en general. Además, dice el informe, la falta de prevención secundaria de estas enfermedades crónicas puede conducir a una mengua considerable de la capacidad funcional del adulto mayor, y a su posibilidad de seguir siendo independiente.
Lo que remarca la Conferencia es que hay que proteger a los adultos mayores. Y, aprovechando el impulso dado por la segunda Asamblea Mundial de Envejecimiento, adoptar políticas y planes nacionales para llevar adelante la ejecución del Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento, abogar por los derechos y libertades de los adultos mayores, comprometer el acceso a los servicios de salud, a la medicación esencial y, entre otras cosas, elaborar estrategias comunitarias coordinadas para socializar al adulto mayor, hacerlo más activo y revalorizar su rol dentro de la sociedad.
La OPS funciona como la Oficina Regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud. Fue establecida oficialmente en 1902 y es la organización de salud más antigua del mundo. Trabaja con los países de las Américas para mejorar la salud y elevar los estándares de vida.
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