La generación de empleos sería la opción más adecuada para que los aportes al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) se vean incrementados, sin necesidad de que a los trabajadores se les tenga que aumentar el número y la tasa de cotizaciones y prolongar la edad de retiro hasta los 65 años.
Actualmente, cerca del 60 por ciento de la población nicaragüense está en el rango de edades de 14 a 59 años; es decir, son personas activas en edad de trabajar.
Según estimaciones del economista Adolfo Acevedo, como promedio cada año unos 130 mil jóvenes de ambos sexos alcanzan la edad de trabajar y comienza a producirse el más grande crecimiento de la población en edad laboral en toda la historia del país, lo que se denomina “bono demográfico”.
Según el economista, si todas estas personas encontraran un empleo con salarios dignos, se traduciría en un incremento significativo en el nivel de ingreso familiar. Además la reducción en la tasa de dependencia significa que por cada persona en edad activa generando ingresos dentro del hogar, habría menos personas dependientes (niños y adultos mayores).
“Este podría ser, potencialmente también, el mejor momento histórico del INSS, porque si esta población se incorporase en su mayor parte al mercado laboral y encontrase suficientes empleos decentes, de alta productividad y con buenas remuneraciones, entonces la masa salarial de la economía se expandiría y los ingresos del INSS aumentarían con fuerza y su viabilidad futura no sería tan precaria”, aseguró Acevedo.
HACE FALTA EDUCACIÓN
Recientemente, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) presentó un informe sobre el bono demográfico y sus efectos en el desarrollo económico del país.
Dicho informe refiere que el bono para Nicaragua dura 70 años y está comprendido entre 1970 y el año 2040, cuando se tendrá la mínima relación de dependencia y la población comience a envejecer; es por eso que se hace necesario exprimir la juventud de la población para generar sostenibilidad económica a largo plazo.
Sin embargo, no se trata sólo de insertar a la población joven en un empleo. Según Acevedo, lo ideal sería que el crecimiento de la población estuviera acompañado de una fuerte generación de empleos de alta productividad; pero para ello se requiere que dicha población tenga los niveles adecuados de calificación, que sólo se consiguen con una buena educación.
Si se lograra alcanzar un buen nivel en la educación y se aprovechara el bono demográfico, cuando fueran necesarias las reformas paramétricas para el Seguro Social, éstas serían más graduales y menos onerosas que lo que está siendo planteado por el presidente del INSS.
“Pero esta oportunidad se está desaprovechando porque no se generan empleos de alta productividad que requieran de una creciente calificación de la fuerza de trabajo; sino todo lo contrario, casi siete de cada diez empleos son empleos precarios o del sector informal, que los mantendrá bajo el umbral de la pobreza absoluta y fuera de las posibilidades de afiliarse al INSS”, adujo Acevedo.
Si no se toman en cuenta estos aspectos, cuando la población comience a envejecer podría haber serias crisis en el INSS, pues la población en edad avanzada, que sería la mayoría, dependería de una pequeña cantidad de trabajadores.
Las repercusiones
En un país empobrecido, con una alta población de adultos mayores y una población trabajadora que comience a declinar, se hará necesario destinar gran parte del Presupuesto General de la República exclusivamente para atender las necesidades sanitarias de la población mayor de 60 años. Este fenómeno puede darse a partir del año 2040.
Por: Geiner Enrique Bonilla R.
La Prensa (Nicaragua) – 21/8/2010.
http://www.laprensa.com.ni/2010/08/22/nacionales/35375