Según la normativa de la Dirección de Regulación, Acreditación y Control de Establecimientos de Salud, indica que en Guatemala existen tres modalidades de residencia u hogares, como se les conoce, para personas mayores: públicos, privados y los que funcionan por donaciones, explicó la consultora de la Defensoría de las Personas Mayores, de la institución del Procurador de los Derechos Humanos, Teresa Magnolia Maldonado Mérida, al referirse al tema, en entrevista brindada el 15 de octubre.
Indicó que los públicos son dos y funcionan en la ciudad de Antigua Guatemala, Sacatepéquez y en la capital. De los privados existe un buen número, los cuales cobran entre 3 mil 500 hasta 12 mil quetzales mensuales y los que funcionan por donaciones no tienen costo; sin embargo, se detectó que hacen cobros ocultos de alguna manera, cuando se enteran que las personas mayores cuentan con algún familiar.
Hay un completo descontrol en estos últimos hogares, porque el departamento de Regulación del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social no tiene la capacidad para realizar las supervisiones que le corresponde y tampoco cuenta con el recuento exacto de la cantidad de establecimientos existentes, toda esta situación conduce a que estos hogares no atiendan a las personas mayores de forma digna.
Manifestó la funcionaria que los citados hogares se convierten en lugares propicios para que se violen los derechos de las personas mayores, debido a que no se cuenta con un plan gerontológico para su atención, puesto que las personas que permanecen en los mismos no tienen independencia y autonomía que son de los derechos fundamentales y de los 5 principios dictados a favor de este grupo etario por parte de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Subrayó Maldonado que la mayoría de las denuncias son por tratos denigrantes ante la súplica de alguna mejora o reclamo por un mal servicio que les prestan, no tienen una adecuada alimentación, el lapso entre la cena y el desayuno es de más de 12 horas para ingerir alimentos, lo cual contradice las normativas específicas para preservar la salud de estas personas, además hay hacinamiento, no se respeta la distancia que debe prevalecer entre una cama de la otra, los servicios básicos no llenan las calidades que ellos necesitan, el mobiliario que utilizan en la mayoría de casos son de material plástico el cual no es recomendado por ser inseguro y que puede provocar caídas y accidentes en su uso.
Asimismo, en los hogares en los que hay personas con alguna demencia o discapacidad, utilizan ataduras de cualquier material para sujetarlos y evitar que ellos no molesten, lo que es contrario al trato adecuado que requieren los mismos.
Fuente: PDH - 15/10/2014.
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