A quienes deciden entrar a la universidad durante la madurez no les es fácil, después de recibidos, poner en práctica sus conocimientos. Aquí, el testimonio de los que lo han logrado.

La odisea de ejercer una profesión universitaria en la adultez mayor

Domingo, 19 de Junio de 2005

Canal: Políticas y Derechos

El Mercurio. Lunes 6 de junio de 2005

Por: Leonardo Núñez

Juan Aravena, casi al llegar a las siete décadas, se armó de valor y en honor a su fallecida esposa, se matriculó en la universidad por primera vez en su vida. "Por mis hijos había postergado la posibilidad de especializarme como contador y sólo me quedé con los conocimientos del colegio", recuerda. "Pero mi esposa me decía que tenía que ir a la universidad para tener un mejor trabajo y nunca lo hice. Por eso, cuando murió, decidí cumplir su deseo y me matriculé por fin".

Sin embargo, mientras actualizaba y profundizaba sus conocimientos, Juan Aravena también sintió la necesidad de ejercerlos, encontrándose con un problema casi infranqueable: "No hay trabajo para las personas mayores. Si a un joven le cuesta encontrar empleo después de pasar por la 'U', para una persona mayor es casi imposible", dice este alumno de la Universidad Raúl Silva Henríquez.

Contra la corriente

Pese a ello, Juan Aravena no se dio por vencido; decidió ser su propio jefe, y actualmente ofrece servicios de contaduría en forma particular. "Por ahora, sólo tengo cuatro clientes", dice, sin dejar de reír. "El más importante de ellos es una persona que tiene un criadero de abejas. Y los otros son dueños de almacenes pequeños. No es mucho lo que gano, pero puedo llevar a la práctica lo que sé".

La imposibilidad de ejercer sus estudios es la experiencia cotidiana de quienes han egresado de la educación superior en la tercera edad. Una realidad preocupante, dice la subdirectora de la Universidad para el Adulto Mayor de la Universidad de Chile, María Angélica Sepúlveda: "Las personas que ingresan a clases, en algunos casos, lo hacen con la intención de ejercer lo aprendido. Pero aunque sean muy capaces, les cierran las puertas. Es algo que cuesta entender, porque a pesar de que aumenta el envejecimiento en el país, las políticas gubernamentales aún no facilitan el ingreso de los mayores en el mundo laboral".

Bien lo sabe la sicopedagoga Gabriela González, quien se casó a los 15 años, postergando su ingreso a la universidad hasta que se convirtió en abuela.

Pero ni sus cinco años de estudios, que incluyen una especialización de seis meses en Estados Unidos, le sirvieron para encontrar trabajo en un colegio. "En algunas escuelas ni siquiera me abrían las puertas", dice. "Y en otras, aunque me presentara a las 8 de la mañana, me decían que ya habían llenado el cupo, siendo que era la primera en llegar".

No obstante, agrega que los malos ratos se olvidaron cuando pudo ayudar a niños y a adolescentes, y ver cómo obtenía resultados concretos con ellos aplicando lo aprendido. "Como no tengo que cumplir horarios, atiendo casos en mi casa o voy a domicilio. A los niños les ayudo a superar problemas con la lectura o por déficit atencional. Cuando llego a sus casas, algunos me abrazan", dice.

Aunque también le han tocado casos dolorosos, propios de su profesión. "Un vez atendí a un menor al que le detecté un retraso mental. Sus padres no le ponían mucha atención porque estaban en otro país haciendo un doctorado", recuerda. "Y cuando pude conversar con ellos y les recomendé que lo llevaran a un colegio donde pudieran ayudarlo, me dijeron que no podían porque tenían que comprar unas cortinas nuevas. Siempre me pregunto que será de él, porque tampoco siguió atendiéndose conmigo".

Si hay algo que han hecho Amparo Borreda (64) y Víctor Farías (66) desde que se especializaron en gerontología social en la Universidad de Chile es presentar proyectos para adultos mayores en prácticamente todas las municipalidades de Santiago, con escasos resultados.

Ambos se hicieron amigos en la universidad, uniendo fuerzas para terminar sus estudios y luego para sacar adelante sus proyectos profesionales. Aunque Farías vive en Las Condes y su colega en San Miguel, tratan de reunirse más de una vez a la semana para preparar sus clases.

"Con lo aprendido en la universidad, estamos capacitados para hacer clases de autocuidado, farmacología y ejercitación de la memoria, entre otras materias", dice Farías. "Educar a personas de mi edad ha sido un desafío. Al principio me costaba, pero al ver lo útil que era para mis alumnos me siento doblemente realizado".

Raíces y nietos

Amparo dice que le han hecho clases a gente mayor de todas las clases sociales. "Las personas con menos recursos nos dan lo que pueden. Y siempre nos buscan. Lamentablemente, en sus municipalidades es poco lo que hacen por ellos. Cuando presentamos cursos, dicen que no hay plata para realizarlos".

Uno de sus proyectos más ambiciosos se llama "Capacitación de adultos mayores para comunicar nuestras raíces a los nietos". "Lo presentamos al Fondart, pero fue rechazado cuando ya nos habíamos conseguido el permiso de la Municipalidad de Santiago para realizarlo", lamenta Amparo.

Pese a que han escuchado muchos "no", ambos amigos no se dan por vencidos: "Actualmente hacemos clases en el Estadio Español a profesionales mayores. Y con Amparo seguiremos presentando proyectos en otros lugares. Sé que lo que podemos enseñar es valioso, por eso no vamos a dejar de trabajar", dice con optimismo Víctor Farías.

"Seguiremos presentado proyectos. Sé que lo que podemos enseñar es valioso, por eso no vamos a dejar de trabajar"

aventureros


Juan Aravena Contador.
"Sé que no voy a encontrar trabajo en una empresa, porque la competencia es muy dura. Por eso quiero hacer clases en colegios o capacitar a gente para que sepa sus derechos tributarios".

Amparo Borreda Especialista en gerontología.
"Los políticos pasan hablando de los adultos mayores. Pero cuando hemos ofrecido proyectos para ellos en las municipalidades, ni siquiera los tienen contemplados".

Víctor Farías Especialista en gerontología.
"Gracias a los estudios aprendí a cuidarme física y mentalmente. Por eso quiero enseñarle a la gente de mi edad a hacer lo mismo".