Especialista destaca que luego de la jubilación “hay muchos años por delante”, por lo que es importante tener actividades y retomar sueños. “Es un tiempo para ser libres, hacer algo que lo gratifique”, asegura.
Natalia Muñiz
Diario Popular, 04 de agosto de 2018.
Después de la jubilación hay muchos años por delante, tiempo suficiente para hacer algo nuevo o retomar proyectos que quedaron truncos y hacerlo con ganas, con energía”, afirma el médico clínico Luis Cámera, y resalta la importancia de pensar diversas estrategias para abordar un segundo proyecto de vida en la vejez.
En declaraciones a este diario, Cámera, director del programa Medicina Geriátrica del Hospital Italiano de Buenos Aires, destaca que “no” hay que ver a la vejez “como un síndrome de ‘cada vez menos’, sino ver, dentro de algunas limitaciones, qué mejorías se podrían realizar, y aún teniendo ciertas limitaciones qué cosas se pueden hacer”.
Consultado por el VI Seminario y Curso Universitario Internacional en Envejecimiento “Preparando Adultos para el Segundo Proyecto de Vida”, que se realizó el jueves y viernes pasado en el Instituto Universitario del Hospital Italiano, el profesional señala que “hay un montón” de avances médicos y sanitarios que favorecen el envejecimiento de la población.
“Tras la jubilación hay una sobrevida de alrededor de 20, 30 años, es mucho tiempo”, destaca, por lo que es importante buscar proyectos, actividades.
“Hay un grupo social grande que está viviendo más años, pero a los 60, 65 años, la sociedad te empuja, te corre, te descarta” dado los prejuicios sociales que aún siguen circulando, advierte.
El médico señala que ante el fenómeno de la longevidad, tanto las personas mayores como jóvenes, tienen que pensar que “van a tener un segundo proyecto de vida, qué hacer después de la jubilación”.
“Uno debe pensar: ya hice una vida, me casé, crié a mis hijos, tengo una profesión u oficio, una jubilación, y ahora qué hago, porque voy a tener muchos años por delante”, afirma.
En este marco indica que “hay tiempo suficiente para hacer algo nuevo o retomar proyectos que quedaron truncos y hacerlo con ganas, con energía, y no pensando a ver cómo combatir el aburrimiento”.
“Hoy mucha gente grande hace cosas pero siempre empieza la frase con un ‘no’. ‘No me voy a quedar en mi casa’, ‘no me voy a aburrir’, ‘no me quedo quieto’, ‘no voy a estar tirado’. Es como un reactivo a los prejuicios sociales. Y nosotros decimos que no empiecen con un ‘no’, sino con un ‘sí’. ‘Yo quiero hacer esto, hacer aquello’. Hay que cambiar de perspectiva”, manifiesta.
Cámera aclara que la población adulta mayor “es sumamente heterogénea”, hay grupos “diferentes”, según sus “realidades”.
Sin embargo destaca que “hay muchos adultos mayores con un grado de salud tolerable, controlable, quienes tienen muchos años por delante”.
“La jubilación es un tiempo para ser libres, por primera vez en la vida encontrarse con uno mismo y para hacer algo que lo gratifique y en eso se trabajó en el seminario, en medidas preventivas médicas, cómo podemos mejorar la calidad de vida, la cognición, el estado de ánimo, la resiliencia, también los paradigmas sociales, espirituales, los talentos, (dado que el proceso de envejecimiento involucra) muchos aspectos”, asegura.
De igual forma agrega que la población adulta mayor “necesita múltiples miradas”, un abordaje interdisciplinario, donde “lo social posiblemente sea el principal de todos”.
“Hay que sostener la vida lo más que se pueda, en un margen lógico, sobre todo la funcionalidad. Si uno tiene enfermedades, consultar al médico, pero hacer cosas, no limitarse. Hay que sacar muchos mitos porque (las personas mayores) tienen un capital intelectual muy grande y hay que aprovecharlo”, asegura.
En tanto resalta la importancia de adoptar “hábitos de vida saludables, como una buena alimentación, evitar la obesidad, hacer actividad física, beber moderadamente alcohol, no fumar” porque está demostrado que aumenta la esperanza de vida respecto a quienes no cumplen con esos hábitos. Y destaca que “esto es política pública, educación”.
Asimismo añade que para mantener la función cognitiva “hay ejercicios específicos”; así como también “hay estrategias para quienes tienen un pequeño deterioro, a fin que no avance rápidamente”.
Y remarca que “si se tienen estímulos intelectuales y anímicos para hacer algo, uno preserva mucho su cerebro, y la socialización es muy importante”.
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