Transformar la estrategia regional sobre envejecimiento en un instrumento para la acción.
Próximos a finalizar el año 2003 valoramos los pasos dados en la región en aras a concordar una estrategia regional de los gobiernos para encarar el envejecimiento en América Latina y el Caribe. Sin duda aquello también es resultado de un proceso en el que ha jugado un significativo rol la contribución de la sociedad civil organizada, la que a través de las organizaciones de personas mayores y de las diferentes redes y onGs, han trabajado fuertemente promoviendo el desarrollo e integración plena de los adultos mayores a la sociedad y conquistando espacios en la formación de una conciencia pública, tanto de los gobiernos como de la sociedad en general.
Tanto las acciones desarrolladas desde el campo estatal como desde la sociedad civil organizada, debieran expresarse en el futuro cercano en acciones concertadas que contribuyan de manera adecuada y eficaz a ensanchar los derechos de las personas. Se trata de un tiempo en que habrá que crear y recrear las voluntades para optimizar los aportes que las personas mayores pueden y necesitan hacer como actores sociales relevantes de las políticas de desarrollo a nivel regional; a la vez de garantizar las contribuciones que desde el mundo público deben realizarse para asegurar condiciones de vida digna para las personas mayores.
Los representantes gubernamentales, reunidos recientemente en Santiago de Chile del 19 al 21 de Noviembre, han concordado asimismo un plazo de seis meses para definir metas específicas en cada uno de los objetivos planteados en la estrategia y mecanismos de seguimiento de las políticas y programas que implementen. La eficacia de aquellas definiciones debiera reflejarse en medidas concretas que, garantizando y promoviendo los derechos de independencia, participación, cuidados y autorrealización, se orienten a atender en forma urgente la situación de pobreza en que se encuentra un alto porcentaje de los adultos mayores en la región, expresada, entre otros factores, en la carencia de ingresos en que vive un tercio de las personas mayores en América Latina y el Caribe para los cuales el trabajo no constituye una opción de desarrollo personal sino que sigue atado a la satisfacción de necesidades de existencia básicas.
En el mes en que celebramos el Día Internacional del Voluntariado, saludamos a todos quienes han asumido el camino del trabajo voluntario con un alto compromiso ético e instamos a avanzar con mayor fuerza al incremento y consolidación de un voluntariado organizado, que sea capaz de reconocer y relacionarse con el adulto mayor en su doble condición: como persona humana y como ciudadano con deberes y derechos.
Ximena Romero - Coordinadora de la RLG
Christel Wasiek - Asesora de la RLG