Todos lo sabemos. Con el tiempo, todas las personas envejecemos. Esto lo confirman los datos para nuestra región. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), entre 2010 y 2030, en América Latina y el Caribe, la cantidad de personas mayores se duplicará de 58,57 millones a 119,67 millones, y en 2050 la región contará con 195,87 millones de personas mayores. Ese incremento significa que, en 2050, el porcentaje de personas mayores llegará a alrededor del 25% en toda la región. Es por esto que todos debemos estar anotados en la agenda destinada a fortalecer los instrumentos normativos de derechos humanos, y las acciones de política pública, para proteger los derechos de las personas mayores.
La protección normativa de las personas mayores en el Sistema Interamericano
Afortunadamente en nuestro hemisferio se dio un desarrollo importante, después de muchos años de dispersión jurídica relativa a los derechos de las personas mayores. En 2015, luego de seis años de negociaciones, en el seno de la Organización de los Estados Americanos, se aprobó la Convención Interamericana de los Derechos de las Personas Mayores, el único instrumento interamericano, y el primero a nivel internacional, que cubre la gama de derechos a ser protegidos para las personas mayores, desde los civiles y políticos, hasta los económicos, sociales y culturales.
Según la mencionada Convención Interamericana, persona mayor es la que tiene 60 años o más, salvo que la ley de cada país determine una edad diferente. Igualmente indica que la edad base a partir de la cual una persona debe ser considerada mayor, no puede ser mayor a los 65 años. En tal sentido, el objetivo de la Convención – como el primer instrumento jurídicamente vinculante del mundo – es promover, proteger y asegurar el reconocimiento y el pleno goce y ejercicio, en condiciones de igualdad, de todos los derechos humanos y libertades fundamentales de la persona mayor, a fin de contribuir a su plena inclusión, integración y participación en la sociedad.
La Convención subraya que “la persona mayor tiene los mismos derechos humanos y libertades fundamentales que otras personas, y que estos derechos, incluido el de no verse sometida a discriminación fundada en la edad ni a ningún tipo de violencia, dimanan de la dignidad y la igualdad que son inherentes a todo ser humano”. Es importante destacar que la Convención es una de las convenciones más holísticas en el mundo, contemplando casi cada área de la vida de adultos mayores. También funge como mecanismo integrador de los principios y derechos señalados en la serie de instrumentos sobre la materia que ya habían sido producidos a nivel interamericano e internacional (por ejemplo, los Principios de Naciones Unidas en favor de las personas de edad (1991), la Declaración Política y el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento (2002) o la Carta de San José sobre los derechos de las personas mayores de América Latina y el Caribe (2012).
¿Por qué es importante esta Convención?
Porque en las Américas las personas mayores continúan enfrentando edadismo, referida a la forma de pensar (estereotipos), sentir (prejuicios) y actuar (discriminación), con respecto a los demás o a nosotros mismos, por razón de la edad. El edadismo se ve reflejado, por ejemplo, en la falta de representación de personas mayores en el cine y televisión, o la discriminación laboral que muchos sufren después de cierta edad por asumirse que no pueden ser dinámicos, o contribuir con nuevas ideas a espacios de trabajo. El hecho es que, lamentablemente en la región, la edad cronológica puede convertirse con frecuencia en una fuente de vulnerabilidad para el ejercicio de derechos. La discriminación basada en la edad de las personas continúa siendo una de las prácticas más comunes, y un reto a enfrentar por las personas mayores, situación que se complejiza cuando además de ser personas mayores, también representan otros grupos que históricamente han sufrido discriminación basada en el sexo, identidad o expresión de género, origen étnico-racional, discapacidad, entre otras identidades. Los efectos de esta discriminación por edad, que también es interseccional o múltiple, tienen consecuencias concretas en la vida de las personas mayores: estas se encuentran frecuentemente en una situación de desigualdad sustantiva respecto del ejercicio de los derechos humanos generalmente reconocidos, volviéndolas más vulnerables a las violaciones específicas de esos derechos. Esta Convención, y su implementación, importan porque nos dan las pautas para actuar y para diseñar, implementar y evaluar políticas públicas orientadas, precisamente, a combatir y, ojalá, eliminar esta discriminación, así como también nos permite acercar derechos a las personas mayores.
Más aún, esta Convención representa un cambio de paradigma, de una concepción sobre los derechos del adulto mayor en algunos de los países de la región mayormente basada en un enfoque asistencialista, que prioriza necesidades básicas y urgentes, a un enfoque de derechos e inclusión, que enfatiza una concepción mucho más integral, en la cual la persona mayor es vista como ciudadano o ciudadana con derechos, que contribuye a la sociedad, y cuyas perspectivas y saberes son tan importantes como los del resto de la sociedad.
Conclusiones
La buena noticia es que los países de la región han progresado en el diseño de políticas públicas bajo este enfoque de derechos e inclusión. Un hito importante se dio en 2022, cuando Colombia depositó su firma y ratificación de la Convención en la OEA. Colombia se sumó a ocho países que ya habían firmado y ratificado el instrumento, a saber: Uruguay, Costa Rica, Bolivia, Chile, Argentina, El Salvador, Ecuador, y Perú. Adicionalmente, México está considerando en este momento la ratificación del documento, y a partir de ahí corresponderá activar un Comité que haga seguimiento a la implementación de la Convención, tal como el mismo tratado plantea. [Nota de la Editora: México aprobó la Convención Interamericana en diciembre 2022]. Sin embargo, más importante será asegurar el pleno cumplimiento de sus contenidos y asegurar que las personas mayores en América Latina no solo gocen de sus derechos en el papel, sino también en su vida cotidiana.
FUENTE: Muñoz-Pogossian, Betilde. ¿Para qué nos sirve la Convención Interamericana de Adultos Mayores? Agenda Estado de Derecho. 2023/02/22. Recuperado de: https://agendaestadodederecho.com/para-que-nos-sirve-la-convencion-interamericana-de-adultos-mayores/