Aunque un 23% de los adultos mayores sufre trastornos del sueño, los médicos advierten que la mayoría de ellos no busca tratamiento porque no los asocian con un problema de salud.
AMALIA TORRES
El Mercurio
Chile 15.05.2006
Las cifras son claras: 23,5% de los adultos mayores tiene problemas para dormir y de ellos sólo el 37% ha consultado a un especialista al respecto. Así quedó en evidencia en una investigación del año pasado, a 1.300 adultos mayores chilenos por el Laboratorio del Sueño del Inta.
Un asunto grave según los expertos, ya que llegar a la tercera edad no debería ser sinónimo de pasar una mala noche.
"La mayoría de las personas mayores no reconoce que los trastornos del sueño son problemas de la salud y por eso mismo muy pocos se tratan", explica el neurofisiólogo encargado del estudio, Patricio Peirano.
Mariela Infante (76) sabe de qué habla el doctor. Por años pensó que tener dificultades para quedarse dormida y andar cansada en el día eran gajes propios de la edad. "Como dicen que los mayores siempre duermen mal, nunca pensé que lo mío fuera un problema. Pero mi hija me convenció de ir al doctor y ahí supe que incluso estaba roncando, ¡algo que nunca me había pasado! Ahora de nuevo me siento descansada al despertar. Creo que duermo mejor que mis nietos", dice riendo.
Mejorar la calidad
Si a los 30 años el 5% de las personas duerme menos de cinco horas, pasado los 60 se trata del 25%. Claro que según los especialistas eso no es motivo de preocupación. "Es esperable que el adulto mayor duerma menos. Por un lado con la edad se acortan las etapas del sueño profundo (ver recuadro), y por otro tienen menos responsabilidades y sufren menos estrés. Pero la idea tampoco es que se despierten a las 3 de la mañana sin saber qué hacer, sino que sigan con un horario de sueño normal", explica Andrea Contreras, neuróloga de la Clínica Las Condes y especialista en el tema.
Por eso más allá de la cantidad de horas, los expertos dicen que en general el problema pasa por la calidad del dormir. Y aquí las enfermedades y las preocupaciones pueden ser la peor pesadilla .
La soledad y la pérdida de la pareja, por ejemplo, hacen que aparezcan problemas para conciliar el sueño. "Si le cuesta quedarse dormido, se siente desmotivado, angustiado, sería un indicador para que consultara porque habría que darle tratamiento antidepresivo", agrega la doctora Contreras.
Pero eso no es todo. El dolor articular, los trastornos pulmonares, la hipertensión, el colesterol alto, y la diabetes son enfermedades que, no tratadas, también influyen en un mal dormir.
"Los diabéticos, por ejemplo, tienen que ir al baño muchas veces en la noche, y eso hace que duerman peor", dice la neuróloga Larisa Fabres, desde el Hospital Clínico de la Universidad de Chile.
También es frecuente que los adultos mayores sufran de polineuropatía, una enfermedad que produce dolor y ardor en los pies, que se acentúa en la noche, y el Síndrome de Piernas Inquietas, que es sentir la necesidad imperiosa de mover las piernas, por lo que les cuesta conciliar el sueño. A esto se suma que con la edad aumenta la cantidad de roncadores y de quienes sufren apneas del sueño, lo que finalmente no los deja descansar.
Claro que no todos sufren estas dificultades. "Me muevo tanto en el día que duermo regio. Pero si llegan a ser las 11:30 de la noche y no me he dormido, me ayudo con algún inductor del sueño", confiesa María Estela (66).
La práctica de María Estela es muy habitual entre la tercera edad. Según estudios internacionales, más del 40% de los mayores de 70 años toma remedios para conciliar el sueño. El problema es que de volverse un hábito, puede producir un efecto rebote que finalmente deteriora la calidad del dormir.
Qué hacer
Por eso los especialistas son claros al afirmar que lo básico para pasar una buena noche es mantenerse activo intelectual y físicamente en el día, sin olvidar las actividades al aire libre, ya que "la exposición a la luz solar permite un mejor sueño nocturno", según explica Fabres.
Además se recomienda evitar la cafeína y el alcohol en la cena, y nunca dormir más de 30 minutos de siesta. Y aunque tenga mucho sueño, lo mejor es hacer un esfuerzo y no acostarse antes de las diez de la noche.
Pero si a pesar de seguir estas recomendaciones no se siente descansado al despertar, el examen con un especialista, y muchas veces una polisomnografía (monitoreo de cómo se duerme), pueden ser la llave que lleven a dormir por fin como un lirón.
Propio de la edad
"Con los años, el sueño REM, que es el sueño profundo, disminuye en cantidad y potencia encefalográfica. La potencia del dormir se hace más frágil, por eso los adultos mayores son más sensibles a despertarse con estímulos lumínicos, olfativos o auditivos", explica el doctor Patricio Peirano.
Por otro lado, el sueño empieza a fragmentarse. "Todo el mundo se despierta en la noche, pero cuando aumenta la edad, la cantidad de vigilia entre los sueños también aumenta. Por eso cada vez que el adulto mayor se despierta en la noche permanece más tiempo despierto", añade el doctor Patricio Peirano, neurofisiólogo del Departamento del Sueño del Inta.
Cifras
62% de los hombres mayores ronca y 24% tiene una apnea obstructiva del sueño. En las mujeres, las cifras alcanzan al 58% y 16%, respectivamente.
27,6% de los encuestados por el Inta dijo tener movimientos motores involuntarios durante la noche.