Las personas que prefieren su sillón a 30 minutos diarios de ejercicio tenderán a sufrir más riesgo cardiovascular, caídas y hasta resfriados.
Por: María Paz Carvajal
El Mercurio
Chile, 26.06.2006
De cada 100 mayores de 65 años, más de 90 deben estar en estos momentos reposando sobre el sofá o la cama, sin la mínima intención de echar a andar la máquina ni hoy ni mañana. Así se desprende de la Encuesta de Calidad de Vida que realizó el Ministerio de Salud (Minsal) y que advirtió que el sedentarismo en la tercera edad asciende a 97% (mujeres) y 94% (hombres).
Es una "epidemia", asevera Fernando Yáñez, cardiólogo del Programa de Rehabilitación Cardiovascular de la Universidad Católica. Pero cuando "alguien responde que no tiene tiempo para dedicarse a sí mismo haciendo alguna actividad recreativa, tiene que pensar qué es lo que está haciendo con su vida, pues no existe ni un sistema del organismo que no se vea favorecido con el ejercicio".
Partiendo por el dato con más evidencia científica: está claro que quienes se mantienen activos reducen su riesgo de morir o enfermar desde el punto de vista cardiovascular en al menos 30%. El ejercicio muestra tener efectos en reducir presión arterial y el desarrollo de diabetes, en mejorar el perfil lipídico y en bajar el estrés oxidativo.
Por el contrario, el sedentarismo afecta todas estas funciones. Un reciente estudio alemán, realizado en ratas, vio que las que se quedaban enjauladas sin tener ruedas de ejercicio y comiendo una dieta grasa desarrollaron un acelerado proceso de ateroesclerosis (causante de infartos) en comparación con los roedores activos.
Por algo Juan Carlos Molina, geriatra de la Universidad de Chile y del Centro Médico Meds, llama al ejercicio "la píldora de la eterna juventud". A su juicio, las personas debieran entender que el quedarse inactivo es un factor de riesgo tan importante como ser hipertenso, fumador, etc.
Y no es sólo un tema de morirse antes o no, sino de calidad de vida. "Al comparar a un individuo físicamente activo con otro sedentario, en edades más avanzadas, la calidad de vida de este último se deteriora significativamente, porque se disminuye su capacidad de interactuar con el medio. La gente sedentaria pierde cerca del 10% de su capacidad física por década, versus el 1 o 3% del activo", dice el doctor Yáñez.
Esto significa que tendrá dificultad para quehaceres básicos, como aseo personal, alimentarse, trasladarse, lo que va anquilosando y llevando a la dependencia.
Los inactivos también tienen una mayor pérdida de calcio (osteopenia). Además, pierden mucho más rápido su tono y fuerza muscular, lo que a la larga se traduce en mayor presencia de dolores y caídas.
Si hasta la presencia de cáncer de colon se describe con más recurrencia en gente pasiva. También los cuadros respiratorios. "La inactividad hace que no haya expansión pulmonar, los microbios encuentran un ambiente propicio y se generen infecciones", dice Molina.
Parar el motor, agrega, también contribuye a un mayor deterioro cognitivo, porque la actividad enciende funciones cerebrales como la alerta y atención.
De tanto oír estos consejos, Nilda Vidal (66) fue obediente y cambió su rutina de dueña de casa. Apenas cumplió 60, no sólo se inscribió en los talleres de gimnasia de Providencia, sino que tomó una decisión: olvidarse de las micros. "Como vivo en Bellavista, me voy caminando al Paseo Ahumada o a la municipalidad. Ida y vuelta. Antes sufría de dolores de huesos, ahora estoy excelente".
Tan animada se le ve, que hasta su marido de 77 años le siguió los pasos para salir de su estático oficio de chofer. "Se ve hasta más buenmozo ahora, con menos guatita".
La esfera emocional
Un trabajo realizado en 2005 por profesionales del Minsal y la UC, y que implicó aplicar un programa de ejercicio a más de 800 adultos durante 8 meses, concluyó, entre otras cosas, que sobre el 70% se sentía con mejor apariencia física; el 90% andaba más alegre y con menos tensiones; mientras que casi el 100% se percibía más ágil.
Las endorfinas liberadas en las prácticas físicas favorecen el estado de ánimo y podrían explicar por qué quienes las ejecutan necesitan menos ansiolíticos y antidepresivos.
Un buen consejo para salir de la modorra es hacer ejercicio en buena compañía. Y ponerse metas fáciles de alcanzar e ir aumentando la dificultad de a poco.
Ser físicamente activo no implica ser deportista, sino mantener un estilo de vida sano, que incorpore el ejercicio. Los especialistas coinciden que uno deja atrás su oscuro pasado haciendo 30 minutos de actividad moderada por día, o, bien, de 3 a 4 horas a la semana. Además de llevar un modo de vida activo (estacionando varias cuadras antes, prefiriendo las escaleras, caminando 10 minutos después de almorzar etc.)
HUESOS
DE 2 a 5% se incrementa la densidad mineral ósea en mujeres activas físicamente.
HASTA en 40% se reducen los problemas de equilibrio y caídas en mujeres mayores de 80 con programas de ejercicio.
EN INTERNET
Más consejos en:
www.inta.cl/materialEducativo