- Apenas un tercio de mexicanos contribuye al sistema de pensiones: Banco Mundial
- En América Latina existe ''un truncado estado de bienestar'', según el organismo
- Con el actual mecanismo de retiro, cada trabajador recibirá un ingreso de 20% de su último sueldo.
La Jornada
3-8-2007.
Roberto González Amador En una muestra de la creciente tendencia a la informalidad en la economía mexicana, apenas un tercio de la población económicamente activa, que agrupa a 43 millones de personas, realiza alguna contribución al sistema de pensiones, proporción que es ahora similar a la de la década pasada, reveló el Banco Mundial.
El organismo, al valorar el estado de la protección social en Latinoamérica se refiere a la región como ''un truncado estado de bienestar''.
La ausencia de mecanismos para generar una pensión para el retiro entre la población que ahora está en edad laboral adquiere un sesgo más desfavorable en los estratos de menor ingreso.
El reporte del Banco Mundial estableció que en el estrato donde se ubica el 20 por ciento de la población de menor ingreso, apenas 5 por ciento de las personas en edad y condición de trabajar realiza actualmente una aportación a un sistema de pensiones.
En un país donde ya no existen los regímenes de pensión de carácter solidario, en los que los trabajadores en activo financian la pensión de los que pasaron a retiro, la baja tasa de cobertura implica que en la siguiente generación dos terceras partes de los ancianos no dispondrán de mecanismos de protección social.
En México la reforma de la seguridad social empezó hace una década. En julio de 1997 entró en vigor una nueva ley del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), institución que afilia a trabajadores del sector privado y que hasta entonces era la responsable de las pensiones de este sector, las que gestionaba a través de un mecanismo de solidaridad generacional.
A partir de entonces, cada trabajador del sector formal tiene una cuenta individual donde realiza aportaciones que, en teoría, deberían financiar su retiro. Cálculos privados ubican que con el actual mecanismo y la tasa de aportación vigente, de 5 por ciento del salario de cotización, un trabajador percibirá una pensión equivalente a 20 por ciento de su último sueldo.
Un mecanismo similar fue aprobado a partir de este año para los trabajadores del sector público que cotizan en el Instituto de Seguridad Social y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).
Sin hacer referencia a esos dos casos de México, el estudio del Banco Mundial aborda el tema de la reforma social en la región, de la que los cambios efectuados en el país forman parte.
''En respuesta a presiones fiscales, así como a preocupaciones sobre la baja cobertura y la persistencia de una amplia economía informal, varias reformas (en los sistemas de seguridad social) han tenido lugar en varios países de América Latina y el Caribe desde los años ochenta del siglo pasado, particularmente en pensiones'', indicó el reporte Informalidad, salida y exclusión, dado a conocer la semana pasada en México por el Banco Mundial.
El organismo concluye que las reformas de los últimos 25 años en el tema de la seguridad social han permitido a los estados de la región mejorar su situación fiscal, al delimitar sus obligaciones con la población que pasa a retiro, pero ello no ha implicado una mejor cobertura para los trabajadores.
''Las reformas han mejorado la sostenibilidad fiscal en algunos países, pero el incremento en la población cubierta ha sido difícil de lograr'', indica el Banco Mundial.
Algunas cifras sustentan la conclusión: el país latinoamericano con el mayor porcentaje de la población económicamente activa que contribuye al sistema de pensiones es Costa Rica, con 58 por ciento. Sin embargo, esta proporción es menor a la de 62 por ciento reportada en la década pasada.
En la mayoría de países de la región el porcentaje de población económicamente activa que realiza contribuciones a un sistema de pensión es ahora menor que hace una década: en Chile, actualmente contribuyen a financiar su pensión 56 por ciento de los trabajadores, pero esa proporción es inferior al 60 por ciento de la década pasada; en Brasil, hace aportaciones 40 por ciento de la población en edad de trabajar, cuando en la década precedente la cifra fue de 45 por ciento, una situación análoga a la de Argentina.
Para México el estudio del organismo establece que en el estrato donde se ubica el 20 por ciento de la población de mayor ingreso, 58 por ciento de quienes están en edad de trabajar hacen aportaciones a un sistema de pensión; en el 20 por ciento inferior, sólo aportan 5 por ciento de los que trabajan. En lo que se podría considerar la clase media, 40 por ciento de quienes se encuentran en edad laboral hacen aportaciones regulares a la seguridad social.