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por: jose ruben leon , 02 de Enero de 2009 - 07:05:55
Veje y envejecimiento: Reflexiones.
La version original se encuentra en ingles "ageing and old age: reflections on the posmodern life course " articulo de Mike Featherstone y Mike Hepworth (1989). En Becoming and being old: Sociological approaches to later life. publications Sage.
En nuestro quehacer hermeutico se compilan y se traducen textos, uno de ellos presento abajo, que solapan el desarrollo de proyectos de investigación que despues se pueden llegar a olvidar en la epoca actual en memorias de computadoras, u otro sistema de almacenamiento. Por ello mismo, el presente artículo como muchos otros, intentaré ir colgando en este espacio para su difusión, con el fin de que algunos otros o muchos, con lineas de investigación o grupos de trabajo con el interes afin o subyacente a estos temas pueda hacer uso de su lectura.
LA VEJEZ Y EL ENVEJECIMIENTO: REFLEXIONES SOBRE EL CURSO POSMODERNO DE LA VIDA . PARTE I
La postmodernidad y el curso de la vida.
Durante los últimos años ha habido una buena cantidad de interes en la deconstruccion del curso de la vida. El termino “deconstruccion del curso de la vida” ha sido utilizado por Derrida (1988) para apuntar a la forma en la que la “estructura” o “arquitectura” de la vida se construye con el fin de revelar los principios subyacentes de su construcción (Kohli y Meyer: 1986). Según este modo de análisis de los supuestos que subyacen en los modelos psicológicos de las etapas universales del desarrollo de la vida se pueden mostrar a ser defectuosos.
Estas debilidades se han puesto de manifiesto en parte por el criticismo metodológico de la interrelación entre la investigación y el investigador en la que la elaboración narrativa de los acontecimientos y la construcción retrospectiva de una secuencia ordenada “etapas mediante la cual todos los individuos se mueven en el curso de la vida (Freeman, 1984)”. Además, ha habido un fuerte descontento con la ausencia de conceptos de estructura social en el desarrollo de modelos psicológicos que tienen una tendencia a reducir la compleja noción de “medio ambiente” y “contexto” en simples “variables” (Kohli y Meyer, 1986). El resultado es que el desarrollo individual es artificialmente aislado de su contexto social, y el curso de la vida no se toma plenamente en cuenta como una institución social en su pleno derecho interconectada con otras partes de la estructura social.
En contraste, se argumenta, el análisis sociológico del curso de la vida como una institución social hace que sea posible demostrar la forma en que esta institución junto con otros cambios en las instituciones sociales se relaciona con el proceso de la modernización occidental. En particular, se puede demostrar que durante el curso de este proceso histórico de la vida en la que la edad cronológica que fue mucho menos relevante fue sustituida cada vez más por una edad- relevante para unos.
Como Aries (1973), Elias (1978) y otros han demostrado, la situación de la familia en las sociedades premodernas europeas era mucho más importante que la edad cronológica en la determinación de las cuestiones de madurez, la independencia de acción y el poder que en nuestra sociedad hoy en día en la que estos elementos tienden a ser firmemente codificados de acuerdo a su edad cronológica construida socialmente en etapas que incluyen la infancia, edad adulta, la edad media y la vejez.
El concepto de la deconstrucción del curso de la vida, por lo tanto, surge no sólo de una mayor sensibilidad teórica, sino también en respuesta al cambio de la percepción social que es visto por los sociólogos de la postmodernidad que se produce un retroceso en los procesos de industrialización y modernización que trajo la institucionalización de las fases de la vida a la que nos hemos referido (la prescripción de, por ejemplo, las normas relativas a la infancia y el desarrollo, la escolaridad, las carreras, el matrimonio y la jubilación). Los teóricos se mueven hacia un punto de la sociedad postmoderna en la emergencia de la des-institucionalización y des-diferenciación del curso de la vida, con menos énfasis que en el pasado colocando a la edad en función- al papel específico y al calendario del desarrollo de la identidad. Del cambio posmoderno, se afirma, dar lugar a confusión algunos de lo que anteriormente parecía ser relativamente claras las etapas y las experiencias y las características del comportamiento que se asocian con esas fases. Meyrowith (1984), por ejemplo, sostiene que en la sociedad occidental contemporánea los niños son cada vez más adultos y los adultos como más infantiles. Hay un incremento similar de sí mismos, de gestos y de posturas, las modas y la persecución del tiempo libre aprobada entre ambos padres y sus hijos, y algún movimiento puede ser visto hacia un estilo informal de uni-edad. La llamada "esfera privada" de la vida familiar, especialmente en las clases medias, se está convirtiendo correspondientemente menos privada y menos autoritaria. A los niños se les concede acceso a través de la televisión a los aspectos previamente ocultos de la vida adulta y de la experiencia como el sexo, la muerte, el dinero y a los problemas que aquejan a los adultos quienes están preocupados por los roles y los mismos en que ellos son presentados a los niños. Merowitz considera que este movimiento hacia una uni-edad como estilo de comportamiento es influenciado por el advenimiento de las imágenes que los medios de comunicación como formas principales de comunicación no pasa los controles que los adultos habían establecido a lo largo de los niños antes de la información que se considera adecuado para los niños y la institucionalización de los procesos de socialización y de educación.
Esta perspectiva sociológica sobre el cambio social (cuál nosotros destacamos es vista como lo experimentado en gran medida por las clases medias) es cada vez más evidente en el cuerpo de la teorización actual posmoderna siendo un impacto sobre una gama amplia de disciplinas académicas. Que indica un alejamiento hacia el universalismo de la tolerancia de los conocimientos locales (Lyotard, 1984) y la necesidad de admitir la "otro", como co-orador en la igualdad de los diálogos humanos. La desjerarquización y el abogado pluralismo por la teoría posmoderna, y lo detectado como un aspecto emergente de la cultural contemporánea, que apunta a la necesidad de deconstruir el desarrollo, en la espacialidad y admitir la multiplicidad de variaciones en las condiciones de co-igualdad. Así, Friedman (1987), escribiendo como antropólogo quién tiene que trabajar en un contexto en el que su tema, lo “otro”, exige el derecho de replica e impugna su interpretación: "En última instancia, el ciclo de vida puede entenderse como un panorama de las culturas. Lo que estamos presenciando aquí es el colapso de una estructura de autoridad, una que define la superioridad de la edad adulta, del discurso racional, de la norma del uso lingüístico "p. 35.
No se debe olvidar que dicha teorización posmoderna es todavía muy lejos de ser una realidad cotidiana. En la mejor de estas teorías llaman nuestra atención "las tendencias culturales emergentes". Al mismo tiempo también es posible demostrar que con cierto apoyo se hace reunir la investigación gerontológica que registra pruebas de la disminución de importancia del grado de edad en la vida social contemporánea del Occidente. Un ejemplo interesante se puede encontrar en la creciente toma de conciencia de la resistencia a la noción de "edad media" y el actual valor de cambio social de frases tales como "media vida", que se refiere normalmente a una muy vagamente definida etapa de edad que abarca cronológicamente el rango de 36 a 60, si no más allá. Además, en gran parte de nuestra cultura contemporánea las imágenes del envejecimiento de la población es animada por los héroes y heroínas quienes niegan enérgicamente la pertinencia de los estados de edad-categoría. “"No creo de mí misma como vieja- años de edad", la estrella de cine Bette Davis observada recientemente, "No me siento vieja en absoluto. Años más tarde será un término más amable de ti" (Sunday Times, el 20 de septiembre de 1987)”. Los políticos tal como el presidente Reagan y el Primer Ministro Thatcher están presentados y serán presentados, pero para nada serán figuras estereotípicas de “abuelo” o “abuela”. Cerca o pasado de los convencionales de la edad de jubilación, que siguen negando la necesidad de ralentizar, al descanso, a tomar el asiento de atrás- tradicionalmente, las respuestas asociadas con la vejez. Ha esto, por supuesto, a menudo se ha señalado que una de las capacidades para evitar la jubilación, o la jubilación anticipada, dependerá de la potencia de recursos que puede lograr uno, los que se encuentran en la parte inferior de la jerarquía de la clase social tienen pocos recursos para facilitar la elección de una positiva y una activa jubilación. Sin embargo, para los que están en las clases medias en la perspectiva de los ingresos de la generosa pensión y quienes la tienen planeada por la jubilación, la vejez ofrece la posibilidad de una prolongación de la meseta- como etapa de la vida adulta, con continuar relativamente el alto consumo y la búsqueda cultura de los estilos de vida del consumidor, el mantenimiento del cuerpo y estilos de auto-presentación.(Featherstone and Hepworth, 1988).
En cuanto al mantenimiento del cuerpo se refiere, una serie de pruebas continuas sigue refutando en la disminución de la capacidad mental, sexual y fisiológica en la vejez. La edad cronológica continúa siendo desacreditada como un indicador inevitable de normas y estilos de vida de la edad, y un nuevo cuerpo de expertos manteniendo el cuerpo óptimamente prescriben alimentos saludables, vitaminas, dieta, técnicas de fitness y otras regímenes de control biológico de edad, cuál, esto se argumenta, es el verdadero índice de cómo una persona debería sentirse.
En efecto, ellos tienen la promesa de convertir de vuelta el reloj y tienen claramente una fuerte apelación en el nuevo mercado de la clase media de mediana edad y de las personas de edad avanzada (Walmsley y Margolis, 1987).
Además, por tanto, la intervención del estado para promover una vejez activa y positiva como respuesta a la demanda para difundir poco o más la cara de la población de la vejez boom, ha habido una gran impulso desde el ámbito cultural, donde como hemos visto, la cuestión de la deconstrución del curso de la vida se ha planteado.Entre las caracteristicas más significativas de la “cultura postmoderna”, por lo tanto, debemos incluir:
1. Se hace hincapié en la cultivación de estilos de vida o diseñadores de vida en el que la vida y los pertrechos consumidores cuáles lo hacen posible son estilizados para lograr un efecto agradable.
2. Un lúdico, aproximación juvenil a la cultura en la que la masas de espectáculos (Disneyworld), los medios de comunicación (MTV, videos), parques temáticos y postturismo son primordiales y, los conocimientos que de estos “son” simulaciones que no interfieren con su aceptación pública que de ninguna manera reducen sus efectos placenteros (Urry, 1988).
3. La emergencia de los nuevos movimientos sociales de la post-escasez donde los valores de las mujeres, la naturaleza, el Tercer y Cuarto Mundo "alteridades", anteriormente excluidas, son ahora admitidos como patrones válidos.
Claramente, un fuerte factor generacional puede ser detectado en estos valores. Estos pueden ser vistos para representar actitudes culturales generadas en el gran cohorte de la post-segunda Guerra Mundial en los países occidentales- el "baby boomer" generación que se le estudia los estilos de vida contraculturales en el decenio de 1960 y que son ahora los que solemos estar llamándoles "edad media". Ya que lo hacen tomando con ellos muchos de los valores y gustos culturales de su juventud (Hepworth, 1987), y hablar de la "nueva edad media" (Firestones y Hepworth, 1982) es, en parte, al referirse a un cambio generacional implicada en la emergencia de un nuevo cohorte. Ya que en su labor al camino de la jubilación y la vejez, las nuevas generaciones seguirán adoptando muchos de sus gustos culturales, valores, preferencias y sensibilidades, y para cualquier análisis adecuado y la comprensión de estos procesos del curso de la vida se debe estar firmemente situado en este proceso histórico y considerarles como una reconstrucción continua a medida tanto que avanza el pensamiento histórico y el tiempo vivido.
La vida adulta, es un proceso- un proceso, debemos enfasis, que no se tiene porqué implicar al desarrollo y a las etapas del crecimiento. Las etapas o los obstáculos que se colocan delante de las personas y los pensamientos de barreras que tienen que pasar (edad- transiciones especificas) pueden ser desplazadas alrededor e incluso descartadas. Aún habiendo dicho esto, debemos tener cuidado de no adoptar una visión del curso de la vida en la que se le conceda la cultura el poder general de la facultad de moldear la naturaleza en cualquier forma que elija. Los seres humanos comparten con otras especies una consagrada inevitable existencia participación del nacimiento, crecimiento, maduración y muerte. Nuestra natural dotada capacidad de aprender, hacer uso de la palabra, para producir signos y símbolos y el comunicar pensamientos de conocimiento no deben hacernos olvidar los inevitables aspectos biológicos de la existencia. Para ser una persona consagrada y convertirse en un miembro de pleno derecho de la sociedad implica necesariamente una secuencia de desarrollo de crecimiento biológico; el organismo tiene que producir para el crecimiento la coordinación fisiológica necesaria para facilitar los movimientos, faciales y gestos corporales y otras respuestas interpersonales. Existe también la necesidad de un cierto grado de desarrollo cognitivo hormiga de la adquisición del lenguaje, la memoria y la competencia comunicativa, así como el desarrollo emocional o la capacidad de controlar y regular las emociones. Todos son esenciales para convertirse en una persona; sin embargo, el punto en el que se supone que el desarrollo es completo al mostrarse una considerable variación cultural. Diferentes sociedades, por ejemplo, pueden exigir mucho más bajos niveles de desarrollo emocional y cognitivo, que requieren menos de plena maduración biológica de la concesión de cuasi-adulto. Un ejemplo interesante se encuentra en Aries (1973) la investigación sobre la infancia, donde sugieren que antes de los tiempos modernos el niño se le permitió participar como un adulto después de la edad de 7 años. En cambio, nuestra sociedad actual exige formalmente un nivel relativamente alto de desarrollo cognitivo, emocional y biológico de desarrollo antes de comenzar humanamente tratadas como personas acreditadas. Todavía como críticos tales como John Holt (1969) han señalado, la edad cronologica en la que conceder los derechos de los ciudadanos para el niño y hacer que en él o ella “un adulto” contiene muchas hipótesis contradictorias. (Son pocos los que quieren seguir y mantener la plena concesión de los derechos de los ciudadanos a todos los niños, si bien podemos señalar a la erosión de algunos de los antiguos estatutos de protección de la infancia.) En el proceso de convertirse en un ser humano aceptable depende de los acontecimientos, la pérdida de la cognición y otras habilidades producto del peligro de la inaceptabilidad social, desempleabilidad y de ser etiquetados como plenamente menos que humanos. La pérdida de control corporal conlleva penas similares de estigmatización y, en última instancia la exclusión física. La profunda vejez es personalmente y socialmente inquietante, ya que ofrece la perspectiva de la pérdida de todos o algunos de estos controles. Los grados de la pérdida de la capacidad perjudican a ser contado como un adulto competente. De hecho, la falta de controles corporales a un punto más general la pérdida de imagen de si mismo, que se le atribuye a la condición de una persona adulta competente depende de la capacidad de controlar la orina y las heces. El sentido de la vergüenza por la pérdida de control, Elías (1978) sostiene, históricamente varía con una mayor sensibilidad a las irregularidades de traiciones corporales en nuestra sociedad. También puede ser argumentado que varía con la clase social. Las personas quienes se han criado en alta y la clase media pueden estar más fácilmente en condiciones de distanciarse de traiciones corporales y adoptar una actitud separada hacia ellos experimentando menos vergüenza en la "indignidad" de ser "limpiadas" por la menor- clase de personas. En los miembros de la nueva clase media cuya clase de antecedentes y trayectoria de vida a través de fomentar muchas de las ansiedades de las autodidactas quiénes están seguros de la conducta adecuada en diversos contextos, tales experiencias de extrema vergüenza y la pérdida de la propia imagen a través de su fracaso a la altura de los estándares de percepción de los demás (Hepworth y Featherstone, 1988). La pérdida de control corporal también afecta otras habilidades de interacción, y la pérdida real del poder social a través de la disminución en estas competencias puede inducir a otros a tener confianza en el tratamiento del individuo como inferior a un adulto. Los cuidadores pueden, por ejemplo, caer seguro en la creencia de que la "persona dentro de" no será capaz de regresar y causar cualquier venganza sobre ellos independientemente de su antiguo estatus social o clase de antecedentes.
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